Nueva York abre a Djokovic las puertas de la historia

Las ausencias marcan esta edición del US Open , que recupera la presencia de público en las gradas después de que el año pasado fuera el primer torneo en disputarse tras la irrupción de la pandemia. Nadal trató de cuidarse para llegar a Nueva York . No participó ni en Wimbledon ni en los Juegos Olímpicos de Tokio y buscó una preparación específica en pista dura en Estados Unidos antes del torneo neoyorquino. Perdió en tercera ronda en el torneo de Washington frente al sudafricano Lloyd Harris antes de anunciar, de forma sucesiva, su ausencia en Toronto, Cincinnati y en Nueva York , el ‘grande’ donde mejor rendimiento ha tenido, con la excepción obvia de la tierra batida de Roland Garros.

«Sinceramente, llevo un año sufriendo mucho más de lo que debería con mi pie y necesito tomarme un tiempo», dijo el tenista balear en el anuncio de su renuncia al US Open por un problema congénito que arrastra en esa extremidad desde 2005. «Es el momento de tomar decisiones, buscar un tratamiento un pelín diferente para encontrar una solución a este problema o al menos que mejore de cara a poder seguir teniendo opciones durante los siguientes años».

Roger Federer no comparecerá por una lesión de rodilla . Al suizo se le empiezan a gastar las balas para mejorar su palmarés. Su último Grand Slam fue hace casi cuatro años, en el Abierto de Australia de 2018. Desde entonces, solo ha llegado a una final, la de Wimbledon de 2019, en la que perdió ante Djokovic .

No solo faltan Nadal y Federer . Tampoco estará Dominic Thiem , el último ganador del torneo. Los únicos participantes con un ‘grande’ en sus vitrinas son Marin Cilic y Andy Murray . El primero ganó aquí en 2014, pero ha dejado de aparecer hace tiempo en las últimas rondas de los grandes torneos. El segundo, que hace una década se codeó con Nadal, Federer y Djokovic, solo trata de meterse en el top 100 mundial con mucho esfuerzo tras años de lesiones.

«Me motiva muchísimo», reconoció Djokovic este fin de semana, ante la posibilidad de adelantar a Nadal y Federer y de conquistar el Grand Slam, algo que nadie ha logrado en el circuito masculino desde que lo hiciera el australiano Rod Laver en 1969; en el femenino, Steffi Graf se lo llevó en 1988; fue, además, un ‘Grand Slam dorado’, ya que ganó el oro en los Juegos Olímpicos de Seúl. Al mismo tiempo, el serbio es consciente de que tener el camino más despejado añade presión. «Tengo que equilibrar todo eso en el trabajo mental, está claro que hay muchas expectativas a mi alrededor», añadió, pero tratará de usarlo en su favor. «Me crezco bajo presión. Lo he hecho muchas veces en mi carrera. La presión es un privilegio».

Djokovic llega a Nueva York tras un año en estado de gracia, pero con algunos contratiempos. En los Juegos Olímpicos, cayó ante Alexander Zverev en semifinales. Se retiró de la pelea por el bronce en dobles por una dolencia en el hombro. Para el último Grand Slam del año se ha cuidado al máximo, ha jugado poco en verano y ha llegado pronto a Nueva York para descansar, adaptarse a la diferencia horaria y prepararse a la perfección.

En el cuadro tiene vía libre hasta cuartos de final. Apenas aparecen nombres que le puedan complicar la vida hasta tercera ronda, donde quizá podría medirse con Aslan Karatsev , el ruso que le sorprendió este año en su propia casa, en el torneo de Belgrado.

Después llegará la batalla generacional. Con Nadal y Federer fuera, Djokovic y sus 34 años es el único de los viejos rockeros que está en competición para mantener el dominio de dos décadas del ‘Big Three’. Este US Open puede ser el que coloque al tenista serbio como el más grande, pero también dé paso a la nueva generación. Tenistas como Daniil Medvedev, Stefanos Tsitsipas, Matteo Berrettini y el propio Zverev llevan un tiempo rondando la puerta de los grandes títulos, aunque sin conseguir derribarla.

Tsitsipas tuvo dos sets de ventaja en la final de Roland Garros frente a Djokovic, pero el serbio le dio la vuelta. Medvedev parecía ganador contra Nadal en Nueva York en 2019, pero el balear se recompuso de forma heroica. Berrettini se coló en la final de Wimbledon de este año, pero el serbio se impuso con suficiencia. Zverev le ganó en Tokio, pero hay una realidad: ninguno de los jóvenes espadas ha vencido al número uno del mundo a cinco sets.

Djokovic no era el único que podía hacer historia este año en Nueva York. Serena Williams optaba una vez más a igualar a Margaret Court como la jugadora con más ‘grandes’ de todos los tiempos, pero se retiró a última hora. Este septiembre cumplirá 40 años, como Federer. Y, como el suizo, cada oportunidad perdida pesa más.

La atención que deja Williams la ocupará Naomi Osaka , que vuelve a un Grand Slam después de su parón de este año por salud mental. El cuadro femenino, sin embargo, no tiene una favorita tan clara como el masculino y habrá pelea abierta, con pretendientes como Ashleigh Barty , número uno del mundo. Un aliciente más para un US Open en el que las grandes ausencias se compensan con una presencia muy añorada: la del público neoyorquino, el más ruidoso, maleducado y divertido de los ‘grandes’.