copa davis | final
Ferrer: «Vivo mejor sin gritos, antes me torturaba mucho»
El alicantino, que a los 30 años dice que pasa por su segunda juventud, puede redondear un impresionante 2012 con su cuarta Davis
ENRIQUE YUNTA
David Ferrer echa la vista atrás y se asombra más que nadie al comprobar que este 2012 ha sido tremendo, convertido en el tenista con más títulos (siete) y con la posibilidad de cerrarlo con su cuarta Copa Davis. Ganó en Mar del Plata (2008), ... en Barcelona (2009) y en Sevilla (2011), pero se ilusiona ante la oportunidad que se le presenta en la República Checa, en donde defenderá a España como número uno a partir de mañana. Es su competición fetiche, la que más alegrías le ha dado y sólo comparable al reciente éxito en París-Bercy, su primer Masters 1.000. Con 89 partidos en sus piernas, recuerda que le queda gasolina para esta lucha.
—¿Por qué explota de esta manera ahora?
—Pues no sé que respuesta dar. Se han juntado muchos factores, pero todo pasa porque me encuentro muy bien físicamente y las lesiones me han respetado. Es fundamental para entender este buen momento a los 30 años. Es experiencia, madurez... Estoy bien.
—¿Existe la crisis de los 30?
—Si existe, de momento no va conmigo. Todo lo contrario, a los 30 he hecho el mejor año de mi vida. Puedo asegurar que estoy viviendo una segunda juventud, me siento como un chaval.
—¿Había disfrutado tanto del tenis?
—Ahora me estoy divirtiendo muchísimo, veo el tenis con otros ojos. Ha cambiado mucho mi manera de entenderlo y así estoy mucho más a gusto, más cómodo. Lo bueno de la edad es eso, que asimilas las cosas y ya no me enfado tanto con las derrotas, tratas de entenderlas y se digieren mejor.
—¿Ese era su freno?
—Uno de ellos. Me obsesionaba demasiado, me torturaba mucho. Le daba demasiada importancia a los resultados y así se disfruta menos. Ahora, además de tener buenos resultados, soy más positivo, veo el vaso medio lleno y hace que esté tranquilo y en paz.
—Va a jugar más partidos que nadie. ¿No le da pereza?
—Me da pereza lo que rodea a un partido. Los viajes, estar fuera de casa, las esperas en el aeropuerto. Pero el tenis no me cansa, todo lo contrario. Adoro competir y cuando estoy dos semanas sin hacerlo me pongo malo.
—Y después de lo de este año, ¿le asusta 2013?
—No, nada de nada. Es más, diría que me motiva. Puede que haya ciertas dudas porque lo de 2012 ha sido muy bueno, pero no tengo ningún miedo, cero problemas. Para mí es como empezar de cero, no pienso en lo que debo defender sino en lo que puedo hacer mejor.
—¿Qué tienen sus piernas?
—La suerte de no lesionarse. Me mantengo muy bien físicamente y es verdad que mis piernas me ayudan mucho para jugar. Pero siempre han corrido, estoy acostumbrado a hacer kilómetros desde pequeño. Yo no lo veo algo fuera de lo normal porque al fin y al cabo todos los tenistas corren, nadie gana sin moverse.
—¿Nunca pensó en que le iban mejor para otro deporte?
—Siempre apunté al tenis y me gustaba el fútbol. Ahora practico el ciclismo desde hace tres años porque me divierte. Acerté con el tenis.
—¿Se ha valorado su carrera como se merece?
—Yo siempre me he sentido muy valorado, pero mucho. Nunca he tenido la sensación de que no se tenía en cuenta mi trabajo y la gente ha sido muy cariñosa conmigo.
—¿Por qué nunca ha reclamado más cuota de pantalla? ¿Le gusta ese segundo plano?
—Mire, es normal que se le dé a Rafa Nadal el trato que merece porque estamos hablando del mejor español de la historia, uno de los grandes de todos los tiempos. Yo he tenido la suerte de jugar al tenis, de ser profesional en algo que me apasiona. Y no me ha ido mal, estoy bien en ese segundo plano. No me importa demasiado porque me siento muy querido.
—«El peor top ten de la historia, los títulos de los otros valen más que los míos...» ¿Ha tenido un discurso demasiado derrotista?
—Es que no es derrotista, es real. Lo del top ten fue hace años y ya lo he cambiado, pero suelo ser claro con lo que pienso y lo digo. Este año ha sido el mejor de mi carrera y nunca había ganado siete títulos, pero no he sido el mejor porque los más importantes los han ganado Djokovic, Federer, Nadal y Murray. Si soy cinco es porque no he ganado los más importantes, fácil.
—¿Es todo lo que quiso ser?
—Soy mucho más, muchísimo más de lo que hubiera podido imaginar. Llegar a ser top ten y tener 18 títulos no entraba en mi imaginación.
—Después del Masters 1.000, ¿ahora qué le falta?
—Pues ahora el objetivo es un Grand Slam. Sería lo soñado. Bufff... Hay que ser realistas también, está lejos.
—Tiene su cuarta Davis a tiro.
—La Davis siempre me da fuerza para correr más. Los mejores momentos de mi carrera los he vivido en este torneo. La he disfrutado mucho. Es diferente, juegas en equipo. Te motiva el cambiar, el que no sea lo de cada semana, y eso es un plus.
—¿Se corre más cuando se defiende la bandera?
—Yo siempre he pensado que defendemos la bandera siempre, pero en la Davis se le da más peso porque es por países. De todos modos, en Londres o en París, yo corro pensando en España.
—¿Nota el peso de ser el número uno?
—Juego igual que si soy el dos, no cambia nada. Soy número uno por circunstancias, porque no está Nadal, pero no siento más responsabilidad por ello.
—¿Le queda gasolina?
—Voy bien. Un poco en reserva, pero como todo el mundo a estas alturas. Hay que apretar hasta el final.
—¿Qué fue de sus gritos?
—Se está apagando ese David Ferrer. Vivo mejor sin gritos, ojalá los hubiera perdido antes. El hecho de tener más experiencia te hace estar más tranquilo, más sereno.
—¿Se sigue sorprendiendo cuando se ve en los diarios?
—Sí, todavía a estas alturas. Y por la televisión también, me sorprende y me siento raro. Es bonito que me reconozcan, pero al fin y al cabo es un deporte y se le da mucha más importancia de la que tiene.
—¿Qué partido recuerda?
—En Copa Davis, el de la final con Del Potro del año pasado, en Sevilla. Uno de los mejores de mi carrera. Y también contra Stepanek en la final de 2009 en Barcelona, con dos sets abajo en contra. Por descontado, ahora tengo que decir el Masters de París, lo que siempre había soñado.
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