España, fuera de la Davis

El sábado fue la continuidad de un viernes nefasto que se cerró con la derrota inapelable de Roberto Bautista y el intento fallido de remontada de Feliciano López . Con 2-0, tocaba proeza y el primer paso debía darse con el punto del dobles, fundamental casi siempre en la Copa Davis. España reclamó a los maestros de maestros y se bautizaron Marrero y Verdasco, incapaces a la postre de alimentar la esperanza. Se quedaron en el casi, deprimidos porque la derrota es de las que duele.

Jugaron mejor el primer parcial, pero se fueron a la silla condenados por sus propios errores. Estuvieron muy cerca, tanto que incluso tuvieron tres bolas de set con 5-4, y luego se enredaron en un tie break desastroso. Hubo dos dobles faltas, una por banda, y de nada sirvió el amor propio de Marrero, que asumió la responsabilidad pese a ser un novato y sostuvo a su pareja en buena parte de la batalla.

Verdasco, encargado de los consejos, pendiente todo el rato de que su amigo no sintiera la presión de la Davis, fue víctima de sus fallos. Quería cerrar a base de ganadores y no medía bien las distancias, capaz de lo mejor y lo peor. Marrero, por su parte, se comportó con maestría en la red y su puesta de largo fue meritoria, bien con el saque, bien con el resto y bien con la volea.

Si se repasa la primera manga, no debieron perderla nunca. España estaba mejor en la pista, sincronizados los protagonistas desde la vestimenta hasta los gestos, y se acercaron siempre al break con el saque de los alemanes. Haas y Kohlschreiber, que fue incluido a última hora en lugar de Daniel Brands, son dos jugadores de claro corte individual y se limitaron a sobrevivir, premisa básica para llegar con opciones a los momentos decisivos. Casi sin quererlo, se vieron con un set en su casillero.

El partido tenía toda la electricidad que se le exige a la Davis, desperezadas las gradas por fin y encendido el personal con la presencia de Boris Becker en el palco. España se resistía a morir y los maestros tuvieron la capacidad de nivelar la pelea después de mil alternativas. Se llegó otra vez al desempate y ahí, entre gritos y puños, Verdasco y Marrero sentenciaron después de desaprovechar tres bolas de set y salvar dos. Por los pelos, pero vivos.

Hubo una desconexión general y bajó el nivel, aunque se mantenía la igualdad en cada juego. Las pasó canutas Marrero para salvar su saque en el tercer juego del tercer set, con un inquietante 0-40, pero él volvió a deshacer el nudo. En la moqueta del Fraport Arena, igualdad hasta el último punto, tan ajustado el combate que se llegó al tercer tie break.

Y otra vez se puso por delante Alemania, que fue capaz de reponerse el mal día de Tommy Haas. Era la pata que cojeaba en la dupla local, pero le corregía Kohlschreiber y colaboraban los españoles cuando tenían la oportunidad de subirse al carro ganador. En el desempate desperdiciaron la ventaja con la que se presentaron y asumieron que irremediablemente se les iba el punto.

Básicamente porque la cuarta manga empezó de mala manera, todavía aturdidos por el tortazo que supuso verse con 2-1 en contra cuando se había luchado al límite. Marrero perdió su saque (el primer break de la sobremesa) y Alemania se escapó para sentenciar la serie, haciendo del todo inútil la jornada del domingo. Hasta septiembre ya no hay Copa Davis y ahí se luchará por un premio menor. A la selección, que llora a sus estrellas ausentes , sólo le queda mantener la categoría.