Nadal vuela bajo techo en Australia

Es un trámite muy bien resuelto para el balear, que huye del infierno y su único contratiempo es empezar tres horas después de lo que marcaba el orden de juego. No hay nada que altere su rumbo, libre de trampas en estas primeras jornadas pese a que la hoja de ruta indicaba peligro. Se ahorró la batalla que proponía Tomic en su estreno y Kokkinakis no fue rival, demasiado tierno para semejante escenario.

Nadal devoró a un enemigo menor en todos los sentidos, pero con una proyección interesante si cumple con los pronósticos. El nombre, Thanasi Kokkinakis, es para recordar , un proyecto que tiene 17 años con todo lo bueno y lo malo de esas edades. Juega bien al tenis y tiene una pinta excelente, pero todavía está por hacer. Partidos como éste le servirán para foguearse.

Kokkinakis es el 570 del mundo, descarado en su presentación porque le gana a Nadal el juego inicial con un desparpajo asombroso. No le asusta el lugar, la magnitud de la cita, la entidad de su oponente. Sabe que es su día y entrega una tarjeta de visita al mismísimo Rafael Nadal, el mejor jugador del mundo. Pronto, sin embargo, entiende que hay galones en este deporte y que el español está en otro planeta . Kokkinakis, que se presenta con una estridente vestimenta, pendiente y gorra hacia atrás, está demasiado verde para el desafío.

Nadal rellena el formulario sin correcciones, muy bien ejecutado el trabajo. Se estira pronto y resuelve el primer set en 32 minutos, concentrado únicamente en hacer bien lo que sabe. El servicio le funciona, excelente noticia en un torneo en donde vale tanto el saque (siete aces), y mueve bien al joven australiano. Todo muy serio, todo muy sencillo.

Kokkinakis merece un reconocimiento porque quiso dar batalla en todo momento. Hasta la fecha, no ha tenido un día más importante que el de este jueves y quiso disfrutar de su momento. Se atrevió con algún intercambio y firmó algún golpe ganador de mérito, aunque le falta consistencia y regularidad .

En la segunda manga hubo más debate , 49 minutos de pelea en los que Kokkinakis llegó a tener tres pelotas de break. Le faltó culminar su buen set, aunque también fue mérito de Nadal, muy eficaz ante el peligro. A partir de esa rotura inicial, quedó el camino despejado y se trataba básicamente de rematar.

La montaña se elevó hasta el cielo para Kokkinakis, que volvió a ceder su servicio nada más empezar el tercer parcial. Nadal viajaba con el piloto automático hacia la victoria y no la dejó escapar tan pronto tuvo la opción. Ya ha salvado dos etapas, ambas contra rivales locales, y ahora se cruza contra el vencedor del partido entre Gael Monfils y Jack Sock. La exigencia, como la temperatura, sube en Melbourne.