Nadal se gusta en su estreno

Nadal se siente cada día más seguro en pista rápida , campeón este año en Indian Wells, Montreal y Cincinnati. Son tres Masters 1.000, dieciséis victorias en dieciséis partidos ya, y la sensación de que Nadal es igual de competitivo en todas las superficies. En el cemento americano se moldea y entiende que tiene que pasar al ataque, más frecuentes sus presencias en la red durante el duelo ante Harrison. Subió hasta en 31 ocasiones con un acierto del 81 por ciento.

El norteamericano, de 21 años, creció con la etiqueta de promesa, esperanza de un país al que le faltan referencias. Harrison tiene cosas interesantes más allá de un buen saque, pero es demasiado irregular, víctima de un temperamento que muchas veces le ha llevado por el camino equivocado. Ante Nadal, encendido con el calor de la central neoyorquina, dio la cara al principio y luego se dejó llevar.

Para empezar, y de buenas a primeras, Nadal rompió el saque de su rival con un puntazo magnífico , puntazo de nivel a la defensiva después de un remate a bocajarro de Harrison. Fue su carta de presentación en este US Open, un aviso por si no están claras sus intenciones en Flushing Meadows. Después de nueve títulos, Nadal no quiere parar.

Le bastó con esa rotura para apuntarse la primera manga y repitió el guión en la segunda, salvo que quebró en el tercer juego y vivió plácidamente con esa renta. Justo en ese instante, con 2-1, se detuvo durante unos minutos el partido por la lluvia , una vieja tradición que siempre se repite en Nueva York cada año porque no habrá pistas con techo retráctil hasta 2017.

Nadal ya volaba hacia su primer triunfo en la Arthur Ashe, convincente y sin fisuras ante un enemigo incómodo. Harrison sufría cuando el balear bloqueaba su servicio y se hundió definitivamente cuando perdió el saque de nuevo en el primer juego del tercer parcial. Fue una batalla desigual que resolvió el número dos del mundo con un nivel muy aceptable .

El español se medirá en segunda ronda al vencedor del duelo entre el canadiense Vasek Pospisil y el brasileño Rogerio Dutra Silva.