El Sevilla FC de Quique Sánchez Flores empieza a coger forma
El técnico ha encontrado un sistema dinámico y fiable, con el que ha podido encadenar dos victorias
Con ocho puntos, el madrileño supera a José Luis Mendilibar y Diego Alonso en resultados obtenidos
El Sevilla vuelve a ganar en el Ramón Sánchez-Pizjuán casi cinco meses más tarde
Isaac Romero, estandarte de la regeneración del Sevilla FC
Sevilla
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Iniciar sesiónHan tenido que pasar 186 días para que el Sevilla consiga ganar dos partidos consecutivos esta temporada 2023-24. Un curso complicado, que se ha cobrado dos víctimas ―José Luis Mendilibar y Diego Alonso― y que deja en evidencia la gestión deficiente de ... los últimos años en materia de salarios y plantilla. Los periodos de transición son siempre difíciles, tras la etapa dorada de Julen Lopetegui, en el club eran conscientes de que se venía un tiempo aciago, en el que había que habría que apretarse el cinturón y enmendar errores. En año y medio, el Sevilla FC ha pasado de ser uno de los cuatro mejores equipos de la liga española a estar luchando por no descender, un cambio demasiado traumático tanto para propios y ajenos. Hay generaciones de sevillistas que no saben lo que es una temporada en la cuerda floja, síntoma de la bonanza que ha vivido la entidad en las últimas dos décadas. No obstante, el Sevilla FC ha aprendido a base de guantazos que, esta temporada, el objetivo es salvar al escudo de la humillación. Sin Europa y fuera de la Copa del Rey, los esfuerzos del equipo se focalizan en volver a ser un grupo con estilo y construir de cara al futuro.
La llegada de Quique Sánchez Flores respondía a la necesidad de tener un entrenador de garantías y con experiencia en sacar las castañas del fuego. Llegó por todo lo alto venciendo con contundencia al Granada, pero su efecto se fue disipando tras encadenar cuatro derrotas consecutivas en LaLiga, siendo especialmente dolorosas las del Deportivo Alavés (2-3) y la goleada ante el Girona (5-1). La sensación que se ha transmitido durante todo el mercado de fichajes es que no había una unión entre el entrenador y la dirección deportiva. Los banquillazos a Hannibal Mejbri y algunos mensajes ambiguos en sus comparecencias hacían pensar que Quique no estaba cómodo. No obstante, algo cambió cuando se logró el pase a los cuartos de la Copa del Rey ante el Getafe. El equipo recordó lo que era la competitividad y empezó a comprarle la idea al entrenador. Bien es cierto que después llegó la derrota ante el Girona, en el que fue el peor partido de Quique, pero el vestuario se recuperó del mazazo y siguió trabajando.
Progresivamente, el equipo fue mostrando algunas muestras de mejoría, hasta que ha encadenado las victorias ante Rayo Vallecano y Atlético de Madrid. Dos victorias muy trabajadas, que le han servido a Quique para superar los datos de Diego Alonso y los de Mendilibar. La sensación a mediados de enero es que este Sevilla olía muy mal. Sin embargo, dos meses después de su llegada, y con un mercado de invierno de por medio, el madrileño ha conseguido moldear al equipo más a su gusto. También en los últimos duelos ha recuperado algunas piezas como Nyland, Acuña o Navas, algo que se ha mejorado sustancialmente al grupo, sobre todo, en el caso de la portería.
Y no sólo eso, el cuerpo técnico ya conoce más en profundidad los pormenores del vestuario, debilidades, fortalezas y demás detalles que influyen en el rendimiento del grupo. Ha puesto orden dónde había que ponerlo, véase la marcha de Ivan Rakitic, para dejar claro que el objetivo está por delante de cualquier nombre propio. Además, las piezas nuevas, sobre todo Agoumé e Isaac Romero, han aportado una frescura extra y recursos diferentes a un equipo que estaba obsoleto y sin ideas. El lebrijano ha contribuido a una mejora sustancial del ataque sevillista, su compenetración con En-Nesyri ha convertido al Sevilla en un equipo más peligroso y ha motivado al resto del equipo a buscar el área rival. Con Mendilibar y Diego Alonso, el conjunto hispalense se dedicaba a poner centros que no encontraban rematador. Sin embargo, Quique ha optado por alinear a dos delanteros, en el que cada uno cumple un papel diferente. El marroquí sigue siendo el referente, mientras que Isaac prueba desmarcándose siempre que puede y el resultado no ha podido ser mejor. En el plano defensivo, ambos atacantes ayudan al resto del equipo y corren como gacelas en las contras.
Ocho partidos
Tras dar con la tecla en el ataque, el resto del equipo se muestra mucho más confiado, viendo que el trabajo da sus frutos. Además, la inclusión de las nuevas piezas, más jóvenes y con ganas de triunfar, han inyectado una perspectiva diferente, no contaminada. La regeneración del Sevilla no ha sido completada, pero los cambios a estas alturas de la temporada han sido los suficientes para que el equipo reacciones justo a tiempo. Tanto es así que Quique ha logrado superar la barrera de los ocho partidos ligueros, puesto que tanto Mendilibar como Diego Alonso no fueron capaces de superar esa barrera en la competición casera.
El de Zaldívar logró dos victorias, dos empates y cuatro derrotas, aunque lo que más le condenó fue su trayectoria en la Champions League, en la que empató ante el Lens y el PSV, siendo el partido ante los holandeses el más doloroso tras escaparse la victoria por una mala gestión del encuentro. Mendilibar fue destituido tras empatar contra el Rayo en casa, en la jornada 8. Su estadística no superaba el punto por partido. Llegó Diego Alonso, rodeado de dudas sobre su capacidad para llevar a un equipo en crisis, y lo cierto es que no mejoró los datos de tu antecesor, sino que los empeoró.
El uruguayo registró cinco empates y tres derrotas en LaLiga, no llegó a ganar, aunque en varias ocasiones estuvo cerca. En la Champions League tampoco tuvo mejor suerte, perdiendo los cuatro encuentros de fase de grupos que quedaban pendientes. Sólo tuvo un registro redondo en la Copa del Rey, en la que ganó dos duelos. Por su parte, Quique ha conseguido tres victorias, cuatro derrotas y un empate en sus ocho primeros duelos ligueros. Logró meter al equipo en cuartos de final de Copa y, si el trabajo sigue su cauce, todo apunta a que el Sevilla será capaz de salvar los muebles sin pasar apuros.
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