Un paso atrás en Vallecas (1-1)

Vallecas nunca es fácil. Así lo demostró el Rayo dominando los primeros compases de la primera parte del encuentro. De hecho, la primera llegada de Camello llegó tan solo a los dos minutos del pitido inicial, un tiro que fue interceptado sin problemas por Bono. A pesar de este arranque, al Sevilla no le temblaron las piernas a la hora de contener la electricidad del Rayo. Un trabajo que dista mucho a lo visto en la primera vuelta, cuando un inicio de partido de este estilo significaba sufrir mucho y, a buen seguro, perder puntos. De aquí el gran valor de la primera parte de los hombres de Sampaoli. Fernando tiró de veteranía y calidad a la hora de capitanear la defensa frente a los intentos de ataque de Camello, al que los extremos rayistas buscaron constantemente para que hiciera lo que mejor se le da.

Sin embargo, los jugadores blanquirrojos achicaron agua con oficio , se desplegaron con eficacia sobre el tapete de Vallecas tapando todos los posibles huecos. Poco a poco, el Rayo se vio obligado a aflojar y el Sevilla comenzó a hacerse con el dominio del partido , como una infección que poco a poco se va propagando. Los sevillistas aprovecharon cada recuperación de balón con ansia, saliendo en tromba en busca del área de Dimitrievski. El conjunto rayista comenzó a sentirse muy incómodo hasta que el premio llegó para los de Sampaoli. Suso, con un poco de fortuna, lanzó un disparo que desvió Óscar Valentín y provocó que el balón entre dentro de su portería en el minuto 29. De esta forma, el gaditano obtuvo el premio a su gran primera mitad tras dos años sin marcar con la elástica sevillista .

A partir de ahí, los visitantes tomaron las riendas de un partido que se marchó al descanso con los tres puntos bien encaminados. Sin embargo, los movimientos de fichas que realizó el técnico sevillista en el intermedio, lejos de ayudar, dejaron a los futbolistas desubicados. El cambio de Rafa Mir por Jesús Navas provocó un cambio de piezas nada habitual, colocando a Montiel más en el centro, que provocó la pérdida de conexión con Suso , al que poco más se le vio durante los últimos 45 minutos. De esta forma, las buenas sensaciones que transmitía el cuadro de Nervión fueron diluyéndose . El Rayo se tomó la pócima mágica para eliminar la ponzoña sevillista e hizo un despliegue de físico que los rivales miraban con cierta envidia.

En el minuto 49, Gil Manzano y el VAR, que no estuvieron muy acertados en todo el choque, perdonaron a Lejeune una roja tras una dura entrada a Óliver Torres. Una expulsión que podría haber cambiado el rumbo del partido, puesto que el parisino se convirtió en el autor del tanto rayista pocos minutos después fruto de una jugada a balón parado. Córner al corazón al borde del área pequeña en el que Lejeune, cabeceó tras un fallo en la marca de Telles y logró empatar el encuentro. Así, el choque se convirtió en un recital rayista de ocasiones. Eso sí, a pesar de las constantes acometidas, el meta sevillista supo solventar la papeleta con grandes intervenciones y, también con errores propios de los atacantes locales. Como el remate de Camello situado en boca de gol y que le da al balón con el exterior y mandándolo arriba.

Acciones que fueron posibles por el paso atrás del Sevilla que le dio alas a los de Iraola para campar a sus anchas y obtener su recompensa. Las sustituciones en las líneas sevillistas no consiguieron el efecto deseado, solo En-Nesyri tuvo, sobre la bocina, la oportunidad de desequilibrar el partido. La ocasión más clara del Sevilla, cuando el marroquí atrapó un balón largo que acabó con gol anulado por centímetros . Una jugada que respondió Raúl de Tomás con otro tanto invalidado. El partido a estas alturas ya estaba roto y cualquier cosa podía pasar. La última intervención del partido fue de Bono, el cual tuvo que aparecer para tapar un disparo de Álvaro que tocó en Navas para envenenarse, dejando la cosa en tablas. Un punto importante al conseguirlo ante uno de los equipos más duros de LaLiga, pero que sabe a poco para las ambiciones sevillistas.