Borussia Dortmund - Sevilla: La lucha titánica no bastó (2-2)
El Sevilla se quedó a un gol de empatar la eliminatoria frente al Borussia Dortmund en un encuentro marcado por las decisiones arbitrales
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Iniciar sesiónCuando lo das todo, el daño siempre es menor. También en el fútbol. Es una cuestión humana, una manera de encajar los problemas y, sobre todo, prepararse para salir de ellos. Dicen los teóricos en materia económica que el mundo lo mueve la actividad financiera. ... Posiblemente, tengan razón, su razón, una razón encajada en su sistema. En el corazón manda la ilusión y el esfuerzo por dar el máximo. Como el Sevilla anoche. Le decía un padre a su hijo que no le preocupaba tanto la nota que sacase en el examen final y sí el ánimo y el trabajo para llegar de la mejor manera a la prueba. Como el Sevilla anoche. El dolor se percibe de manera distinta. Porque, cuando lo das todo, cuando te vacías, la derrota se puede entender. Y de ahí parte todo. El Sevilla de anoche en nada se asemeja al del Camp Nou, y mucho menos al del Martínez Valero hace apenas unos días. El Sevilla de ayer fue un equipo y así se lo hizo saber desde el principio a Haaland y sus compañeros, perplejos, seguramente, ante el brío de los de Nervión. Sin duda, y pese al resultado, empate a dos, los de Lopetegui jugaron ayer uno de los mejores partidos de la temporada, y sólo algunos lances de infortunio, la extrema calidad del jugador noruego y el espectáculo de Cuneyt Çakir con el VAR imposibilitaron que el Sevilla siguiera soñando con soñar. El gol que puso al Borussia Dortmund casi contra las cuerdas, el segundo de En-Nesyri, llegó muy tarde y el empate en la eliminatoria se quedó en sólo un espejismo, si bien Diego Carlos y Rakitic pudieron hacer la proeza en el minuto 96.
Pocas veces una eliminación puede entenderse con varias connotaciones positivas. Ayer, sin embargo, en Alemania, el Sevilla salió reforzado por actitud y calidad. En la primera parte mereció más, mucho más. Con el equipo presionando arriba, y triangulando a la perfección cerca de la meta local, el primero que marcaría sería... el omnipresente Haaland. Increíble. En un error de Suso y Koundé, que no se entendieron bien, Reus aprovechó para marcharse por la izquierda y darle el balón al fortachón del Borussia para que hiciera el 1-0. El Sevilla, lejos de caerse, siguió a lo suyo y con la misma idea de mirar al frente. Aún quedaba mucho que contar, bastante que ver, con el protagonismo del colegiado turco, que miró para otro lado cuando en el descuento de la primera parte ni siquiera fue a revisar en el VAR cómo Dahoud tocaba el balón con el codo.
La traca final de Cuneyt Çakir y los responsables en el VAR estaba a punto de llegar. A los pocos minutos de iniciarse la segunda parte, el árbitro acudió a ver repetida la imagen de Haaland derribando a Fernando en el que hubiera sido su segundo gol de la noche. Sin embargo, y en un hecho sin precedentes, al menos, en España, el colegiado se quedó más tiempo... y analizó una jugada anterior, una escena en la que Koundé derribaba a Haaland. Penalti. Los jugadores del Sevilla no entendían nada. Çakir había pasado de anular el gol del noruego a darle el balón al mismo para que tirara una pena máxima. Haaland cogió el balón, Bono paró, y el colegiado, llamado de nuevo por el VAR, decidió que se repitiera de nuevo el penalti al moverse el meta. Haaland ya no fallaría.
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— Fútbol en Movistar+ (@MovistarFutbol) March 9, 2021
El 2-0 no amilanó a los sevillistas. Le hacía falta al Sevilla tirar de épica de nuevo. No rendirse. Lo fácil hubiera sido dejar de acelerar. Frenar. Pero el Sevilla no se cansó de luchar. Así haría el primer gol, de penalti, tras un claro derribo de Emre Can a De Jong en el minuto 68. El tanto del delantero marroquí insufló de ánimo a los sevillistas, que se volcaron con ahínco hacia la meta de Hitz. El Borussia Dortmund, con su planteamiento constante de buscar en largo a Haaland, trató de echar balones fuera de manera descarada, sin criterio. El Sevilla siguió erre que erre mirado al frente, apretando. Con Papu Gómez, De Jong, Óliver Torres, Rakitic y Munir, más frescos, el equipo encontraría de nuevo portería, en el 95. Otra vez, En-Nesyri. Un golazo. Apenas quedaban ya unos segundos, el tiempo en el que los sevillistas, aturdidos, se quejaron al colegiado por un penalti a Munir. El árbitro pitó el final. Se acabó. A otra cosa. Al derbi.
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