Lorenzo le toma el pulso a Márquez

Como un anticipo de lo que será su batalla particular cuando ambos vistan de naranja Honda en 2019, Lorenzo y Márquez se desmarcaron pronto de la carrera. Ya a la tercera vuelta eran ellos, y Andrea Dovizioso, quienes se caminaron hacia la meta desafiando, con ritmos cada vez más altos y parejos , los 45 grados en pista y la elección de los neumáticos. Blando, medio, duro. Cada uno eligió uno, sin que ninguno fuera decisivo para la resolución. Si fue el de Honda quien lideró más de la mitad de las vueltas fue por poderío y por decisión de las Ducati, que optaron por seguir el guión de Brno que tan bien les salió: paciencia, aguante y atracón final .

No obstante, el español quiso cambiar el final. Si hace una semana era Dovizioso quien celebrara el triunfo, esta vez quiso ser él el protagonista. Siempre atento, achicó la distancia de más de un segundo que había ganado Márquez y se pegó a él hasta que dio el hachazo a falta de diez vueltas. Se conocen tan bien que el balear supo enseguida que no estaba todo ganado, que Márquez lo intentaría una y otra vez. Lo logró a falta de tres giros, merced de un mínimo error del de Ducati. Y a partir de ahí, el espectáculo.

Un mano a mano de público en pie y manos a la cabeza. Carenados en paralelo y roces que echaban chispas. Respeto, habilidad, agresividad y ambición . «Una tensión terrible. Ha sido difícil aguantar los nervios con Marc. En la última vuelta hemos podido despistarlo un poco y he podido mantenerme delante. Una maniobra improvisada porque sabía que ahí lo iba a intentar otra vez», desgranaba el balear. «He disfrutado, he disfrutado. Podría haber dicho, bueno, seguimos sumando y solo son cinco puntos menos con Lorenzo, pero he querido atacar aunque sabía que sería difícil defenderme», aceptaba el catalán.

Lo intentó el de Honda, fiel a su estilo de acechar al rival desde los lugares más insospechados. Logró la primera plaza a solo dos giros, pero Lorenzo quiso y pudo más. Devolvió el adelantamiento con una maniobra dificilísima por el exterior y aguantó hasta la recta final por apenas 130 milésimas. En este curso ganó en Mugello y en Montmeló a su estilo. Es el piloto que más porcentaje de vueltas tiene como líder. Pero en el Red Bull Ring guardó el martillo para sacar el hacha.

La felicidad repartida. Abrazo con un guiño cómplice porque lo que hoy se juegan para equipos distintos, será mañana para los dos. Pletórico el balear , que ya es tercero del Mundial por delante de Dovizioso, cariacontecido con su tercer puesto, incapaz de pelear por el triunfo al final ni de saludar a su compañero de equipo en el parque cerrado. Muy contento el catalán porque es otro podio y más puntos de ventaja en la general con su inmediato perseguidor, un Valentino Rossi, sexto por orgullo y no por moto, enfangada Yamaha como está, sin descifrar el puzle de la electrónica (Maverick Viñales terminó decimosegundo).

En Moto2 venció Pecco Bagnaia desde la «pole», en otra dura batalla con Miguel Oliveira. Álex Márquez se cayó en la última curva y Joan Mir solo pudo ser octavo. Y en Moto3, el héroe del día . Jorge Martín no ganó -quedó tercero tras Marco Bezzecchi y Enea Bastianini-, pero se llevó el respeto y la ovación del mundo del motociclismo al lograr ese bronce solo ocho días después de operarse la muñeca . «No tenía planes de venir y, luego, llegar y estar aquí... a la gente que no es deportista supongo que no le entrará en la cabeza, pero ha habido mucho trabajo detrás. Ha sido una semana muy dura pero he conseguido llegar y volver al podio. Algo increíble».