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Rins y Márquez, de cerca

Los mecánicos de los pilotos de Moto3 describen y relatan las intimidades de Álex Rins y Álex Márquez

Rins y Márquez, de cerca repsolmedia

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Son muchas horas, muchos viajes, muchos sueños, muchos momentos tensos, muchas alegrías las que los pilotos y los mecánicos pasan juntos durante la temporada. Llegan a conocerse unos a otros como si fueran una familia, o mejor aún. Así son Álex Rins y Álex Márquez, ... desde el punto de vista de sus mecánicos, quienes mejor les conocen:

«Rins tiene un talento innato, con un gran potencial», lo define Carlos Pérez, su jefe de mecánicos. ¿Y como persona? «Delante de las cámaras se le ve un poco cortado, pero con nosotros está muchísimo más suelto, siempre está haciendo bromas», asegura su telemétrico, Gonzalo Carrasco. «Márquez transmite felicidad. De buena mañana, siempre llega con una sonrisa», dice Javi Ortiz, jefe de logística. A lo que uno de sus mecánicos, Jordi Castellar, añade: «Es una persona muy valiente, porque tiene la presión de ser el hermano de quien es. Pero no podemos olvidar que sólo tiene 16 años, es un niño. Sin embargo, él nunca se rinde. Las cosas pueden ir mal, pero cuando vuelve a pista, él mismo se pone las pilas sin tener que decirle nada».

Llevan muchos años juntos y en una vida que discurre en la carretera siempre hay espacio para buenos momentos, algunos muy especiales que quedan en la memoria. A Oriol Gatell le impresionó Rins «desde su primera prueba en el CEV». «Llegábamos con un proyecto nuevo y Álex ganó la primera carrera, por delante de Maverick Viñales y Miguel Oliveira. Él tenía 14 años y recuerdo que en el podio los tres parecían de la misma altura, pero era porque él estaba en el escalón más alto y los otros dos en los más bajos». Xavi Palacín, por su parte, habla de Márquez: «Ganar el Campeonato de España fue el mejor momento desde que estoy con él, seguido de la carrera del GP de Catalunya del año pasado en la que, siendo un wild card, hizo un gran papel, llegó a ponerse segundo y luchó por el podio hasta la última curva».

También saben de sus defectos, de lo que les falta por mejorar para llegar a la perfección sobre las dos ruedas. «Como tiene mucho talento y todo le sale solo, hasta el año pasado tenía pendiente exigirse más a sí mismo, no conformarse», asegura Edu Rubio, sobre Rins. «Pero esta temporada ha cambiado mucho, está más centrado y trabajador, y parece que sabe mejor qué quiere en cada carrera». «Tiene que aprender a anticiparse a lo que pueda pasar en las últimas vueltas, gestionar mejor el final de carrera. Pero esto es algo que tiene que ir viendo él mismo en las carreras. Le tienen que pasar cosas y que le adelanten para que aprenda y en el futuro sepa cómo afrontar estas situaciones», comenta Guille Carrillo. A lo que Gerold Bucher, telemétrico del equipo, añade que «en las últimas carreras Álex ha hecho un paso de gigante, cada vez tiene más experiencia y es más constante», no en vano ha conseguido subir al podio en 4 de las últimas 5 carreras.

Se batalla en cada curva y los malos momentos siempre se superan mejor en familia. Los buenos se multiplican: «A veces Rins es un poco despistado. En Mugello perdió las llaves del scooter que usamos por el paddock y todos nos pasamos un buen rato buscándolas, hasta que Álex se dio cuenta de que las tenía él mismo», confiesa Javi Ortiz. Jordi Castellar recuerda que Márquez acabó eufórico los test que el equipo realizó en el circuito de Mugello el pasado mes de junio. «Después de entrenar todo el día, se bajó de la moto gritando "¡qué bien hago las Arrabiatas! ¡Y no estoy cansado, estoy como un toro!" Pero cuando llegó la noche no aguantó más y se durmió en seguida».

Rins y Márquez, de cerca

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