Katir planta cara al irreductible Ingebrigtsen

Hubo mucha tensión en la final, incluso antes del inicio. 24 atletas en la salida eran demasiados. Hasta se vio una salida nula. Ya en acción, fue Nordas, el otro noruego de la final, quien se puso a trabajar para su jefe de filas poniendo al grupo en fila de a uno desde la primera vuelta, pero si había orden de endurecer la prueba al máximo les salió fatal. Al poco ya estaban todos reagrupados y peleando por cada milímetro de pista. Tantos nervios había que hasta el francés Hugo Hay acabó en el suelo, según él empujado por Katir. Hasta ahí llegó el suspense.

Después, fue Ingebrigtsen quien quiso evitarse líos y se puso a tirar con fuerza a falta de tres vueltas. Le esperaban 1.200 metros de un esfuerzo cadencioso en el que ya no perdió la cabeza. Katir tomó posiciones y siguió la estela del estelar noruego de 21 años, que casi sin que se notase iba imprimiendo cada vez más velocidad. Al último cuatrocientos ya llegaron los dos. Katir pegado a Ingebrigtsen, esperando un zarpazo que no llegó. El español hizo la última curva por la calle dos y el nórdico se supo ganador. «Estoy muy orgulloso de la plata», decía Katir desde la zona mixta. «Es muy difícil ganar una medalla internacional, y solo espero que haya alegrado la noche a los españoles. Espero traer más el año que viene».

Katir, ahora sí, se marcha a descansar después de este intenso verano en el que tenía entre ceja y ceja hacerse un nombre en el panorama internacional. Nada más conquistar el bronce en el Mundial regresó a España, descansó un par de días con su familia y se marchó a Sierra Nevada, enclaustrado de nuevo junto a su entrenador, Gabi Lorente, para preparar su asalto a este Europeo. Su idea inicial de doblar el 1.500 y el 5.000, al estilo de Ingrebigtsen, se vino abajo porque chocaba con los planes de la Federación. Así que se centró en la distancia más larga esta vez, más accesible sin la presencia de la legión africana, esa que le amargó su debut en unos Juegos Olímpicos, octavo sobre esta misma distancia, un resultado que decepcionó a todos menos a él. El tiempo le ha vuelto a dar la razón.

La de Katir es la quinta medalla para España y mantiene el buen nivel de la delegación, completado en esta segunda jornada por los puestos de finalista de Eusebio Cáceres y Héctor Santos, cuarto y séptimo en la final de longitud, y de la sevillana Maribel Pérez, segunda española en una final de los 100 metros después de que lo consiguiese en 2002, también en Múnich, Glory Alozie. La sevillana fue sexta, con 11.28.