Rodri, un líder por partida doble: vuelve a la selección el mejor jugador de la Champions

Aclamado como el mejor mediocentro de la Premier, imprescindible en el elaborado y delicado engranaje de Pep Guardiola (56 partidos, 4.478 minutos, 4 goles, 7 asistencias), Rodri no podía ni quería ocultar su extrema felicidad tras decidir el duelo ante el Inter. «He marcado el gol más importante de la historia del City», decía sin ánimo de echarse flores, solo exponiendo la realidad. «Estaba horrible la primera parte, impropio de mí. Pero el míster me animó, me dijo en la cara que estaba mal, que era un líder, que tenía que cambiar la mentalidad. Al final, Dios me regala este momento». Rodri, un 92,4 % de acierto en el pase, MVP del partido y mejor jugador del torneo, celebró la victoria sobre el césped junto a su novia entre arrumacos, besos y sonrisas, demostrando que puede existir la felicidad plena.

Su tanto, logrado tras un exquisito disparo desde la frontal con el interior que ajustó al palo, resultó definitivo. Imposible contener las lágrimas: «Para mí significa muchas cosas, imagínate, mi sueño era jugar al máximo nivel, pero nunca pensé en llegar a una final y mucho menos meter este gol».

Rodri fue suplente hace dos años cuando el City perdió el título ante el Chelsea en el partido decisivo, y aquello le dejó una herida que ahora ha podido restañar gracias a tesón y trabajo. En un equipo plagado de estrellas ha tenido la fortaleza necesaria para aumentar su peso específico hasta cargarse de galones. Guardiola es el primero en reconocérselo al calificar su año como «imperial». «La gente habla de Haaland, pero qué año ha hecho Rodri. No sé si hay un mejor centrocampista que él ahora mismo», afirmaba el de Santpedor.

Al igual que Laporte, inédito en Estambul, pero tan campeón como su compañero, Rodri tendrá que cambiar el chip de inmediato una vez se ponga a trabajar a las órdenes de Luis de la Fuente. Aunque Zubimendi aprieta en la retaguardia, el riojano cuenta con él para la semifinal ante Italia. En marzo, donde fue el único jugador de campo que disputó todos los minutos frente a Noruega y Escocia, ya quedó patente que será uno de los intocables del nuevo seleccionador.

A Rodri siempre se le achacó cierta debilidad de carácter cuando le tocaba sustituir a Busquets en el equipo nacional. Nunca fue capaz de plantar cara a esa titularidad. Pero con 26 años, y sin el azulgrana en la ecuación, tiene asumido que su rol es otro. «Intento asumirlo con naturalidad. Llevo ya años en la selección. Quiero hacer mi camino, mejorar cada día. Sé lo que cuesta venir y me gustaría enseñar a la gente nueva todas las cosas que he vivido», decía en la anterior concentración, donde fue uno de los pocos que quiso dar la cara tras la dolorosa derrota en Hampden Park.

Solo hay una cosa que podría enturbiar su futuro dentro de la selección. Ya ha dejado claro en varias ocasiones que no le gustaría volver a verse de central, como ocurrió, y con éxito, en el Mundial de Qatar con Luis Enrique al mando. No debería volver a ocurrir, pero De la Fuente, que solo se lleva tres centrales puros a esta Final Four (Le Normand, Laporte y Nacho), ya ha advertido que podría ser su solución de urgencia en caso de necesidad.

El éxito del exatlético Rodri es el triunfo de la normalidad en el fútbol. Sin tatuajes, sin redes sociales, sin excentricidades. Con una carrera terminada en Administración y Dirección de Empresas y un Opel Corsa de segunda mano que, pese a la ficha millonaria, mantuvo durante toda su estancia en el Villarreal. El centrocampista ha sabido dejarse guiar por un entorno familiar privilegiado y también ha asumido riesgos. Hoy le llega la recompensa.