Desde mis antípodas
Codicia
«Demasiado toque, mala lectura del partido y nula codicia. Y claro, ahora se aviva la tentación de atizar a propios y extraños. Tiempo de vendetta, el recurso por excelencia del oportunista»
Parejas, exparejas e infidelidades
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Iniciar sesiónDecían algunos que hoy empezaba el Mundial para el combinado español. Agua. Demasiado toque, mala lectura del partido y nula codicia. Y claro, ahora se aviva la tentación de atizar a propios y extraños. Tiempo de vendetta, el recurso por excelencia del ... oportunista. Aunque, después de lo visto ante Japón, entendería casi cualquier intento de transfuguismo entre quienes confiábamos en otro escenario. Lo que me lleva a cuestionarme si, realmente, merecemos más de lo que tenemos.
Japón llegaba a esta cita envuelta en un halo de equipo parejo al de Vilda: seriedad defensiva, querencia por el balón y apuesta por el contragolpe, entre otros aspectos. Afrontaba el encuentro, como España, imbatida. La selección casi perfecta, en forma y fondo. De las que llegan, se vacían y se van, rindiendo honores al rival y dejando el vestuario como los chorros del oro. Campeonas del mundo en 2011, subcampeonas en 2015, plata olímpica en 2012 y cinco puestos por detrás de las españolas en la clasificación mundial. «Nadeshiko», las llaman, lo que vendría a ser «conocidas y amadas por todos». Perfectas. En es no hay mucho paralelismo, siendo honestos. En nuestro país no somos tan dados a la hipérbole, lo del sentimiento nacional lo dejamos para las finales y somos lo que algunos llaman un «crisol» de pareceres. O sea, un sindios.
Merecería la pena cambiar esa estrategia tan nuestra y, por primera vez, no sacar las cosas de quicio. Porque este es el Mundial de las primeras veces y hay que aprovechar el contexto. Primera derrota de Alemania ante Colombia en la historia del fútbol femenino. Primera futbolista en llevar yihab en una Copa del Mundo (Nouhaila Benzina, Marruecos). Primera vez que un partido de fútbol femenino supera en audiencia al masculino. Y podría ser la primera ocasión, milagro mediante, en la que tratemos de ver lo que la selección española puede conseguir aún, en lugar de poner en valor lo que ha faltado, que ha sido mucho, queda claro.
En resumen, esto no ha acabado. España está en octavos de final. Que ante Suiza hay que mejorar es obvio. Que hay margen, también. Seamos codiciosos. Abro el melón a lo grande, reproduciendo el principio del visionario profesor Keating, en El Club de los Poetas Muertos: «aprovechen el día, señoras, hagan que sus vidas sean extraordinarias». Les ahorraré el espectáculo de subirme a una mesa. Parece que hoy no es el día.
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