El segundo palo

Adivina quién viene

A Bellingham me lo puedo imaginar perfectamente tomando un vermú en Casa Camacho y luego yéndose a Las Ventas a ver a Talavante

Espartaca

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Bellingham, en el partido de Champions del Real Madrid en Nápoles AFP

Qué difícil es caer de pie en el Real Madrid, es como el salto Biles. No basta con ser extraordinariamente bueno, la inmensa mayoría de jugadores que fichan por el mejor club deportivo de la historia lo son, también influye la buena estrella. Cuentan que ... a Napoleón no le interesaba tanto de sus generales la destreza estratégica en el campo de batalla o su capacidad de liderazgo como su suerte. «¿Tiene suerte?», preguntaba, «pues al frente». Es particularmente difícil encajar desde el primer minuto de juego en un club tan complejo como el merengue y más aún siendo inglés, pero Jude Bellingham lo ha hecho. Ninguno de los futbolistas procedentes de aquella Liga acabó triunfando del todo por estos lares, de modo que, cuando dices «inglés» en el Santiago Bernabéu, la gente tiende a tentarse instintivamente la ropa pensando en Woodgate. Los británicos tienen fama de raretes, de gente acostumbrada a ir por ahí colonizándolo todo y a que el mundo entero gire a su alrededor, y aquí, en el Madrid, todo gira alrededor del escudo, y no precisamente del de Carlos III. A Jude me lo puedo imaginar perfectamente tomando un vermú en Casa Camacho y luego yéndose a Las Ventas a ver a Talavante.

Y no es lo que hace sino sobre todo cómo lo hace. Marca muchos goles, abarca todo el campo, Garci lo comparó el otro día con el gran Di Stéfano, pero siempre pide reconocimiento para el compañero, y si éste ha tenido un mal día más reconocimiento aún pide para él. De Gascoigne decían que era la cabeza de un crío de cinco años puesta sobre los hombros de un hombre de treinta, con Bellingham pasa al revés, es un crío de veinte años con la cabeza de un veterano de la guerra de Vietnam. Resulta además que el tío es muy guapo, el Sidney Poitier de 'Adivina quién viene esta noche', un Cristo del Corcovado de ébano alzando sus brazos al cielo soleado de Madrid o, si llueve, orando a la nueva cubierta retráctil.

Sobre esta piedra de Stourbridge edificaremos el nuevo Real Madrid triunfante. Muchos huevos rotos deberá comer Engañé en Lucio para convencerme de que merece una taquilla a la diestra de Jude. Porque este chaval también tiene madre y seguro que quiere que le vaya muy bien a su hijo pero no la veo yo pensando en la factura de la luz de sus bisnietos. Bellingham es el ejemplo a seguir, él no es contable, es jugador. Tiene mucha suerte y nosotros también. Hey Jude, don't make it bad.

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