fútbol
El controvertido método Mateu: un árbitro estrella de personalidad apabullante y cercanía al futbolista
El colegiado valenciano se ha convertido en un perfil mediático que entusiasma a unos e irrita a otros
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Iniciar sesiónHay un árbitro en España que se aleja de la vieja imagen de los señores de negro, jueces taciturnos que son lo peor del fútbol, siempre denostados, nunca ensalzados, todos muy malos según el vox pópuli. Un árbitro que pregunta a los jugadores por sus ... hijos, por el local de moda que han abierto o por el familiar enfermo. Antonio Mateu Lahoz, 45 años, frente generosa y mirada profunda, ha desarrollado su propio método.
Una manera de actuar que choca contra los estándares del arbitraje, ese perfil estoico capaz de aguantar todo lo que le echen. Una personalidad apabullante en el campo, intenso el personaje, y en muchas ocasiones pasajero de una cercanía extrema con los futbolistas que confunde al aficionado.
Mateu Lahoz es uno de los siete hijos de José Mateu, campeón de Europa de tiro al plato, y Lola Lahoz, ama de casa, que sacó adelante a la familia cuando el progenitor murió a la temprana edad de 54 años. «Yo soy árbitro porque falleció mi padre», confesó Mateu Lahoz en una entrevista en la web de la UEFA.
El joven Toño, como le gusta que le llamen, nació en la localidad valenciana de Algimia de Alfara, de apenas 1.100 habitantes, y a los 14 años soñaba con alcanzar la élite del fútbol a partir de una zurda virtuosa y un carril izquierdo para desarrollar su velocidad. Esa era su ilusión en el Estivella valenciano. Pero murió su padre y, en vez de recolectar naranjas como hizo algunas primaveras a finales de mayo o principios de junio, dedicó todas sus energías al arbitraje. Por pura necesidad.
La familia quedó en situación económica precaria y el joven Mateu, una persona frenética al expresarse, torrente de emociones según las personas que le conocen, se encaminó al silbato con más pesar que otra cosa, porque su aspiración fue siempre ser futbolista.
Comenzó a dirigir partidos en 1992 por los campos de barro y recintos sin protección de las categorías regionales. Tres temporadas en Tercera división (de 1999 a 2002) y dos en Segunda B (2002 y 2003) lo catapultaron al fútbol profesional. En Segunda permaneció cuatro años (2004 a 2007) antes de debutar en Primera el 13 de septiembre de 2008 en un Sevilla-Sporting.
Futbolistas por su nombre
Al tiempo que avanzaba en el fútbol, cultivó su mente. Estudió Educación Física, fue profesor de natación y dio clases en un instituto de Valencia. Por esa querencia al trato humano, nunca llamó a sus alumnos por el apellido. Y tampoco lo hace a los futbolistas en los estadios.
Entusiasta de su trabajo, se aprende los nombres de pila de todos los futbolistas a los que arbitra. Y no lee la prensa, sino que la emplea como fórmula de estudio. Analiza durante la semana al colectivo que tendrá que juzgar, se interesa por sus situaciones emocionales o físicas.
«Leer la prensa es fundamental. Quiero saber cómo llega cada jugador al partido, si está con mucha presión, si se le acusa de simular, las tarjetas que lleva... Quiero saber su situación personal: si ha sido padre, si ha perdido a un familiar». Así relataba en 2015 su método en la ponencia 'De profesión, árbitro'.
Un estudioso que plasma en el campo tanto anhelo de conocimiento. Habla mucho con los futbolistas, establece un puente de comunicación a través del diálogo y, tantas tardes, muestra desazón en sus ademanes cuando los jugadores traspasan la raya, sobre todo en las protestas o las faltas de consideración. Un perfil intransferible que le ha llevado a una entrevista en el programa 'El Hormiguero', un árbitro con Pablo Motos.
Su perfil es del gusto de las autoridades futbolísticas. Mateu ha conducido encuentros en Mundiales, Eurocopas, Juegos Olímpicos, la Champions, la Europa League o la Nations League. Durante el último Mundial de Qatar dirigió tres partidos, incluido el más polémico del torneo, el Países Bajos-Argentina de las broncas y la frase de Messi, «¿Qué mirás, bobo?».
Millonario
La senda del arbitraje, y no la de los sueños de futbolista, ha convertido a Mateu Lahoz en millonario. Es el colegiado español con mayores emolumentos por su trayectoria fuera de nuestro país en competiciones internacionales. Todos los árbitros de Primera división son profesionales en España, cobran 12.500 euros al mes para un global de 150.000 al año. Por cada partido de campo reciben además 4.200, y 2.100 si están en el VAR.
Mateu percibió 70.000 euros de fijo por ir al Mundial, más 3.000 por los choques de la fase de grupos (dos) y 10.000 (uno) por las eliminatorias. 86.000 de extra por ser el protagonista de su método y aguantar los improperios propios de su especie.
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