Así juega el Ajax, rival del Real Madrid en octavos

A su son se mueve el equipo de la capital neerlandesa, dos chicos de pelo claro, rostro bisoño e ideas inopinadamente maduras. A sus 19 años, De Ligt se desenvuelve como un veterano desde el centro de la zaga. Líder a la hora de manejar la pelota, con una conducción con la cabeza alta que recuerda a Piqué y un rango de pase tan variado como preciso, es un valor inmenso para cualquier club que tenga entre sus prioridades la relación amable con la pelota. Lejos del arquetipo de central diestro con el balón y despistado para defender, emplea sus casi 190 centímetros con soltura y contundencia, hasta el punto de que cuesta encontrar defectos a un defensor al que se presupone por hacer.

Sacado de la mente de Johan Cruyff parece De Jong, el interior que aglutina cada una de las características que harían gozar al mito holandés. El chico, que tiene 21 años, gira con la facilidad de una peonza, se perfila con acierto cuando tiene que recibir, divide en conducción y suelta en el momento preciso, su conducción y su pase tienen pocas grietas y, además, muestra un apetito voraz cuando suena el toque de torneta para iniciar la presión en campo rival.

A su vera, un buen puñado de futbolistas por cocer conforman un equipo de 23 años y medio de edad media, en el que destacan el portero Onana (22); la contundencia del central Wöber (20), el dinamismo de Van de Beek (21) y la impresionante zurda de Ziyech (25) en la media; y la agilidad del diablo Neres (21) y las formas del ariete Dolberg (21) en la delantera. Junto a ellos se alistan algunos veteranos, insignias del club como Huntelaar, Schöne o, con alguna cana menos, Blind.

El técnico Erik ten Hag ha devuelto a la escuela holandesa clásica una referencia con la que pasear su catálogo por Europa. Ante el Bayern, tanto en el partido de ida de la fase de grupos (1-1) como en la vuelta (3-3), el Ajax dejó minutos de elogiable trato a la pelota, siempre armados en un 4-3-3 que potencia sobremanera las intenciones de sus dos piezas de mayor nivel, De Ligt y De Jong. Finalistas en la Europa League de hace dos años, sufrieron ante el Manchester United de Mourinho la crudeza con la que se recibe a la ternura en la élite. Si se les deja jugar, tienen mimbres para perpetrar actuaciones de nota. A estas alturas de la competición, todo lo que no sea tener la pelota o, en su defecto, recuperarla rápido supondrá un suplicio para el equipo más laureado de Holanda.