El sistema de Mourinho caduca

Pese a que al legado de Mourinho lo engordan sus aventuras en Portugal, Italia y España, su figura no se entiende sin Inglaterra. Entre sus verdes céspedes y el mito fundacional del fútbol, el entrenador se hizo grande de la mano del Chelsea y de su propietario Roman Abramovich. Al equipo inglés le devolvió en 2004 un trofeo de liga que no conquistaban desde hacía medio siglo y Stamford Bridge, bajo su mantra, se convirtió en toda una fortaleza, pues con el técnico el Chelsea no perdió un partido como local en la liga. Casi una década después, en 2013, tras pasar por Inter y Real Madrid, repitió campeonato en una segunda etapa con el club azul. Y es aquí, tras una idílica vuelta a casa, cuando su camino se nubla. Su nuevo Chelsea no fue tan temible y Mourinho fue despedido dos años y medio después de su llegada.

Ni en el Manchester United ni en el Tottenham, los dos últimos equipos en los que ha ejercitado su condición, el luso fue capaz de desarrollar ni de replicar su libreto con tanto éxito. Con los diablos rojos consiguió un meritorio segundo puesto en la Premier, una copa y la ya mencionada Europa League, los mejores registros del equipo desde la marcha de Sir Alex Ferguson . Sin embargo, estos logros, y pese a que el equipo transitaba por una indefinición que poco ayudaba, siempre estuvieron lejos de las grandes gestas. Incluso el entrenador, con fama de 'bad boy' durante su carrera, matizó su personaje en el Tottenham, sonriente, amigable (incluso enterró sus rivalidades con Guardiola) y más activo en redes sociales. Cambios que no le separaron de su destino habitual, ser despedido. Ahora toca una nueva reinvención.