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Historias del fútbol

La interminable eliminatoria de Copa que se tuvo que decidir por el número de córners

Un enfrentamiento en la temporada 1967-68 tuvo un inesperado desenlace ante la desesperante falta de pólvora de los equipos protagonistas

Formación del Real Oviedo en aquella eliminatoria de Copa ante el Recreativo Real Oviedo
Jorge Abizanda

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Las angustiosas tandas de penaltis son el mecanismo al que se recurre para deshacer los empates en torneos o competiciones por eliminatorias desde que la International Board , el órgano que fija las reglas del fútbol, estableciera su obligatoriedad en 1976. Hasta entonces, el acceso a la siguiente ronda en caso de tablas se había decidido mediante la disputa de un partido de desempate, por sorteo e incluso en alguna ocasión se tuvo que recurrir a contabilizar el número de saques de esquina para conocer el nombre del equipo clasificado. Una curiosa situación que, por ejemplo, ocurrió en la Copa española de la temporada 1967-1968 en un inolvidable duelo entre el Real Oviedo y el Recreativo de Huelva , cuando ambos militaban en Segunda división.

A los aficionados al fútbol les resulta familiar la icónica imagen de la mano inocente de Franco Gemma , el niño italiano de diez años que, con los ojos vendados, sacó la papeleta que dejó a España fuera del Mundial de Suiza de 1954 . La selección había vencido a Turquía en el partido de ida, pero perdió en el de vuelta, por lo que hubo que recurrir a un encuentro de desempate. Un duelo que terminó en tablas (2-2), por lo que la clasificación se decidió en un sorteo en el que la suerte no acompañó a España.

Franco Gemma, en el sorteo para el Mundial de 1954 EFE

En 1976, la International Board fijó las tandas de penaltis como mecanismo para deshacer empates en los torneos por eliminatorias, aunque este recurso se había empezado a utilizar en 1962 en el Trofeo Ramón de Carranza . Sin embargo, entre la fórmula de los partidos de desempate y las tandas desde los once metros, alguna clasificación se tuvo que decidir recurriendo a un método mucho más inusual: el número de saques de esquina lanzados a lo largo de un encuentro. En caso de empate y de que en el tiempo extra se mantuviera la igualdad, la reglamentación reflejaba que el pase lo celebraría el club que hubiese ejecutado más córners. Y así es como logró su clasificación el Recreativo de Huelva ante el Real Oviedo en la Copa de la temporada 1967-68.

Desempate en Vallecas

En aquella campaña, asturianos y andaluces se tuvieron que jugar el pase a los dieciseisavos de final en una eliminatoria a doble partido. El 1 de octubre de 1967, el Real Oviedo tomaba ventaja al imponerse por 3-2. Tres semanas después, el Recreativo fue el que salió vencedor (2-1), por lo que hubo que recurrir a un partido de desempate porque en aquella época los goles en campo visitante no valían doble.

El partido de desempate se celebró el 19 de marzo de 1968 en un estadio neutral, el madrileño campo de Vallecas . Con arbitraje de Rodríguez Barroso , el duelo acabó de nuevo en tablas (1-1), por lo que se recurrió a una prórroga de 3o minutos en la que no se movió el marcador. El colegiado se vio obligado a ordenar otros diez minutos de tiempo adicional, pero los jugadores de Oviedo y Recreativo continuaron con la pólvora mojada .

Como el marcador seguía 1-1, el árbitro llegó a ordenar otros dos tiempos extras también de diez minutos, pero ambos equipos se mostraron negados ante la portería rival, podían haber estado todo el día jugando y el gol no hubiera llegado. Con ambos conjuntos ya extenuados por el esfuerzo y ante la temeridad que suponía alargar aún más la contienda, se buscó una solución en la reglamentación federativa . Y se encontró aplicando una norma que premiaba al equipo que mayor número de saques de esquina hubiese forzado, que en esta ocasión fue el Recreativo.

El conjunto decano del fútbol español lanzó en aquel partido nueve saques de esquina, uno más que sus rivales del Oviedo, y acabó celebrando la clasificación para los dieciseisavos de final de la Copa. Lo consiguió después de dos encuentros, un partido de desempate y de 70 minutos adicionales repartidos en cuatro prórrogas. El pase a la siguiente ronda, sin embargo, no lo consiguió gracias a sus goles, pero sí al mayor números de saques de esquina. Un caso curioso en la historia de la competición de Copa.

Crónica del Diario Madrid del 20 de marzo de 1968

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