Guerra con el Barça por la interpretación del contrato

Los representantes del rosarino basan la petición de libertad acogiéndose al espíritu de una cláusula liberatoria que figura en el acuerdo y que caducaba el 10 de junio. Entienden los legistas que esta fecha corresponde a diez días después del término de la temporada , en condiciones normales, y que al acabar este año el 23 de agosto con la final de la Champions, a causa de la pandemia por el Covid-19, aún estaría vigente y dentro del periodo habilitado para rescindir el contrato unilateralmente sin la penalización de los 700 millones con la que está tasada su salida.

Los argumentos de Messi los desmonta el abogado Jacinto Vicente , especialista en derecho deportivo y consultado por ABC. «La interpretación que hace Messi, a priori, tiene poco recorrido porque si hay una cláusula liberatoria y no la ha hecho efectiva antes de que expirase, queda automáticamente renovado. Y si se ampara en el espíritu del contrato interpretando que la fecha debería corresponderse al final de temporada, excepcionalmente alargada por el coronavirus, tampoco porque la temporada para el Barça acabó con el último partido de Champions ante el Bayern, el equipo ya inició la pretemporada y Messi lo pide ahora. Messi no puede acogerse ni a la literalidad del contrato ni a su espíritu », explica.

Se ha especulado también con la posibilidad de que el futbolista solicite a la FIFA un tránsfer provisional mientras se dirime cuál de las dos partes tiene razón en el litigio. No obstante, esta opción, que le permitiría jugar de forma inmediata con el equipo que quisiera, abriría una batalla legal que el jugador y el club quieren evitar. «La FIFA puede otorgar un tránsfer provisional, pero eso no es equivalente a que un futbolista pueda marcharse sin pagar nada . No obstante, esto es muy novedoso y solo suele hacerse si el jugador va a la guerra. Se han dado poquísimos casos y en jugadores de otro nivel», ilustra Vicente. Podría suceder que Messi empezara a jugar en otro equipo con ese tránsfer provisional y que luego la FIFA le diera la razón al Barcelona y el futbolista tuviera que pagarle los 700 millones de la cláusula, o la cantidad que determinara el organismo presidido por Gianni Infantino . «La FIFA tiene que velar también por el club, no únicamente por el futbolista. Tiene una doble responsabilidad y no va a dejar sin nada al Barça», añade el abogado.

Desde el entorno de Messi se asegura que su decisión es irreversible y lo que están tratando de lograr sus asesores con el burofax enviado al club es que Bartomeu se avenga a negociar y facilite un traspaso asequible, aunque son conscientes de que no bajará de los cien millones de euros. Y más teniendo en cuenta que el próximo año se irá totalmente gratis. Algunos directivos, cansados de que se les acuse de no saber vender a los jugadores descartados, querrían convertir la salida de Messi en la más cara de la historia , por lo que les bastaría con superar por un millón de euros los 222 que pagó el PSG por Neymar hace tres temporadas. También se baraja el intercambio de jugadores con los clubes que se posicionan como futuribles en un trueque que, además, equilibre contablemente la maltrecha economía de la entidad catalana.