Europa elige su rey

Dos estilos

He aquí dos estilos para un mismo fin. No admite discusión el del Barcelona, delicioso durante todo el curso, y tampoco el del Manchester, que casi todo lo hace bien. Es tan incierto el pronóstico que cualquier cosa puede pasar y nadie se sorprendería por una cosa u otra. En el balón está la llave del partido, pues el que más lo tenga, habrá ganado mucho.

Es la ilusión del novato, Pep Guardiola, contra el orgullo de veterano, sir Alex Ferguson. Casi treinta años de edad separan al escocés del catalán, pero el doctorado de Pep ha sido tan rápido que incluso asusta. Tiene mérito lo suyo y puede hacer de este mayo de 2009 una fecha inolvidable que incluso cobraría más relevancia que el mayo de 1992, cuando entonces el Barcelona alzó su primera Liga de Campeones con el gol de Ronald Koeman.

Bajas en los azulgrana

No será nada fácil ya no sólo por el rival, que es un gigante del panorama mundial, sino por el ramillete considerable de bajas que Guardiola tiene en la retaguardia. No está ni Márquez (lesionado), ni Abidal ni tampoco Alves, seguramente la baja más importante por lo que el brasileño aporta tanto en ataque como en defensa. Volverá Touré al eje de la zaga y Sylvinho, a sus 35 años y después de una campaña casi invisible, apunta a titular.

No valen lamentos en la expedición azulgrana ni temores por lo que hay enfrente, que va desde la mejor pareja de centrales de Europa a un ataque que es pura dinamita con Cristiano Ronaldo al frente, pasando por una medular solidaria y equilibrada.

Falta por ver cómo los reparte sir Alex Ferguson, pero salga quien salga garantiza el peligro. Es el Manchester United, dueño de la triple corona en 1999 -la tienen también Celtic, Ajax y PSV- y un finalista que nunca falla cuando sale de Inglaterra. Todas las que ha jugado, incluidas las tres de la Champions, las ha ganado.

En otra medida, también es el partido de Messi contra Cristiano Ronaldo, la timidez del argentino contra la pose del portugués. Los dos mejores jugadores del mundo en los dos mejores equipos del mundo en una cita fascinante en Roma. Es imposible que una final apetezca tanto como ésta.