España abraza el gol de Alcácer

Porque los aciertos de Alcácer son ahora una bendición para España, enfrascada en este viaje hacia la felicidad que descubrió en el pasado. Entonces, se abrazó al acierto de David Villa , el máximo realizador de la historia de la selección, y a Fernando Torres , quien cambió la historia con aquella carrera cargada de fe en la final ante Alemania que derivó con una fiesta interminable. A partir del declive lógico de estos atacantes, castigados por el inevitable paso de los años, a la selección siempre se le cuestionó la falta de gol y han ido desfilando delanteros sin que ninguno haya cuajado del todo, pues ha habido fogonazos sin continuidad. Y también Morata se sumó al casting justo después del batacazo de Brasil, impulsado por la confianza que le concedió V icente del Bosque y con unos números bastante aseados. En 13 partidos de rojo, hizo seis goles y fue relevante en la fase de clasificación para la Eurocopa, pero no estuvo entre los elegidos para ir a Francia. De hecho, en marzo de 2016, en Rumanía, disputó su último encuentro como internacional.

Vuelve ahora a tirar la puerta de Las Rozas después de conquistar a los alemanes con un diluvio de goles sin precedentes. Alcácer es el máximo realizador de la competición germana con seis dianas, pero hay que entender la cifra con todos sus ingredientes. Esos goles han llegado únicamente en tres partidos y siempre entrando desde el banquillo (uno al Eintracht en su debut, dos al Bayer Leverkusen y tres el pasado fin de semana al Augsburgo, definitivo el último con el tiempo ya cumplido), así que en 81 minutos ha firmado semejantes guarismos, siendo el primer futbolista desde 1963 que hace algo similar en la Bundesliga (emula a Gert Dörfel, del Hamburgo). Eso quiere decir que cada 13,5 minutos ve puerta, una liberación porque hubo un tiempo, no hace tanto, que la gente murmuraba cada vez que lo intentaba cuando vestía de azulgrana.

Alcácer pasó de ser un delantero excelente, con una proyección indiscutible avalado por sus buenas actuaciones en el Valencia (43 goles en 124 citas), a un hombre de área acomplejado y casi sin pólvora. En el Barcelona, que le contrató en el verano de 2016 por 30 millones más otros dos en variables, se fue diluyendo hasta ser un suplente sin más, sin que ni siquiera se le ajustara la etiqueta de revulsivo. Más que nada porque el primer curso hizo solo siete tantos y en el segundo se quedó en cuatro (jugó 17 tardes), relegado a un segundo o incluso tercer plano en una delantera que se ha nutrido en esas dos temporadas de Messi, Neymar o Luis Suárez . Demasiado tiburón.

Como era imperativa su salida, imposible de digerir otro año de ostracismo en el Camp Nou, buscó un destino apetecible para volver a hacer lo que sabe. Se le iluminaron los ojos ante la opción de regresar a Mestalla, pero en el Barça preferían que jugara en el extranjero , así que recaló en el Borussia de Dortmund cuando el mercado de verano llegaba a su fin. Ahí está en calidad de cedido, pero la entidad amarilla se guarda una opción de compra de 23 millones más otros cinco. De seguir así, tiene pinta a que la ejecutará sin regateos.

Miembro desde el pasado febrero del club de la paternidad, al valenciano, que en agosto cumplió 25 años, le llega una segunda oportunidad con España , esta vez con Luis Enrique en el banquillo. El asturiano, tan pronto el ariete se fue a Dortmund, amplió esa prelista con más de 70 convocables y anunció públicamente que le tendría presente en sus oraciones siempre y cuando las cosas funcionaran, «Lo conozco muy bien. Tuvo una etapa muy brillante en el Valencia, en el Barcelona estuvo conmigo y no disfrutó de minutos, eso afecta a cualquiera y hace que baje su rendimiento. Ahora está jugando y haciendo goles en Alemania, tengo bajas en esa posición ( Diego Costa ) y tengo la oportunidad de verlo. Estoy encantado de que esté con nosotros», reconoce el seleccionador.