Los ultras polacos, en pie de guerra

En Knurów conviven ahora ultras de varios clubes, especialmente de la región de Silesia. Los colores de las bufandas con las que tapan sus caras no importan en esta «guerra». Han apartado temporalmente sus diferencias y se han unido después de que un joven de 27 años, seguidor del equipo de fútbol local, muriese tras recibir en el cuello el impacto de una pelota de goma disparada en una carga policial contra hinchas locales. Unas horas después, comenzaban los altercados en la ciudad, focalizados fundamentalmente en los alrededores de una comisaría y del hospital donde fue trasladado el hincha. Solo durante la primera noche de disturbios, catorce agentes resultaron heridos.

El aumento de la presencia policial no ha conseguido frenar a los ultras, que la noche del domingo y la madrugada del lunes volvían a provocar graves disturbios. La comisaría de Knurów fue de nuevo el principal objetivo y fue atacada con piedras, bengalas y cócteles molotov. La Policía se tuvo que emplear a fondo y varias calles de ciudad se convirtieron en un caos. Cinco vehículos policiales resultaron destrozados y una treintena de radicales fueron detenidos.

El portavoz de la oficina fiscal de Gliwice, Piotr Zak, adelantaba los primeros resultados de la autopsia practicada el lunesr, que confirman el impacto de una bala de goma en el brazo derecho de la víctima, y una hemorragia interna masiva. Aunque la policía ha abierto una investigación para aclarar la muerte del hincha, los ultras no rebajan la tensión y la madrugada de este martes se volvieron a repetir los incidentes. La Policía detuvo a nueve hinchas.

El seguidor del Knurów murió al recibir en el cuello el impacto de una pelota de goma disparada, presuntamente, en una carga policial. Los agentes actuaron dentro del estadio cuando hinchas del Concordia Knurow invadieron el terreno de juego durante el encuentro de la Liga polaca que se disputaba frente al Ruch Radzionkow.