El Barça destroza al Córdoba casi sin querer

El Barça se puso en ventaja pasado el primer minuto de juego, lo cual instaló en el Camp Nou una modorra generalizada que sostuvo el 1-0 durante toda la primera parte. Luis Enrique respiró al ver que su equipo solucionó la falta de acierto que, según su criterio, explicó de principio a fin el tropiezo del fin de semana pasado en Getafe. No obstante, quedó la sensación de que los azulgrana, sabedores de su tremenda superioridad ante los de Miroslav Djukic, pagaron los efectos de su premura goleadora con pastosidad, imprecisión y aburrimiento para la (poco poblada) grada local.

De más a menos, así discurrió la primera mitad. Con Leo Messi de servicios mínimos (aún así marcó dos goles) y la medular poco lúcida para generar fútbol en espacios reducidos, se impuso el brío de Pedro, Jordi Alba y Montoya como principal fuente de peligro. El tinerfeño, que venía de firmar un triplete en Copa del Rey contra el Huesca, estiró la racha y abrió la lata después de aprovechar un servicio de Rakitic a la espalda de los centrales, pero no detuvo su producción ahí, ya que propuso movimientos y detalles muy valiosos para las apariciones de Iniesta y las arrancadas de Alba. No se equivoca el lateral catalán cuando admite que atraviesa hoy en día por su «mejor momento» como azulgrana. Su fiabilidad contrasta con la del lesionado Dani Alves, cuya plaza ocupó un Montoya al que Luis Enrique, a la espera del fallo del TAS sobre la sanción de la FIFA, pretende seducir con minutos.

Por parte del Córdoba, solo Ghilas inquietó mínimamente a la dupla Piqué-Mascherano. El fornido punta argelino, mediada la primera parte, sorprendió en carrera y chutó al lateral de la red después de quebrar al argentino. Esa acción, sumada a un disparo lejano de Borja, resumió la aportación ofensiva del cuadro andaluz, que esquivó la sentencia hasta que Luis Suárez, por fin, se estrenó como goleador culé en la Liga. Su trabajo le ha costado. El uruguayo, en el 52, aprovechó un servicio del activísimo Pedro desde la izquierda y le quitó el polvo a su olfato realizador. Tras avisar en el primer parcial, el premio para el ex del Liverpool no se hizo esperar.

El 2-0, como viene pasando casi siempre en el Camp Nou, destapó la pegada del Barça y confirmó la goleada. Para no faltar al tópico, el Córdoba, que volvió a casa sin tarjetas amarillas y apenas cinco faltas cometidas, pagó su candidez, encajó el tercero de Piqué a balón parado y asistió al doblete goleador más sencillo que Messi jamás habría imaginado. El rosarino, peatón de lujo durante casi todo el encuentro, mandó primero a la escuadra un balón suelto en el área grande y luego controló un melón para convertirlo en el 5-0 definitivo. Llama la atención que ambos tantos fueron con la derecha. Messi, que es zurdo cerrado, se está especializando este año en convertir con su pierna menos buena.