Así sería el nuevo Camp Nou

“Sólo quedaría el esqueleto del Camp Nou”, ilustró Rosell, que defendió la decisión final de la junta argumentando que un nuevo estadio “habría hipotecado el club y habría atado de manos a otras directivas”. No en vano, la construcción desde cero de una nueva instalación habría costado alrededor de 1200 millones de euros , una cantidad que según el presidente “pondría en riesgo el proyecto deportivo del club”. “Después de un profundo análisis hemos decidido que lo mejor es seguir en Les Corts. El Camp Nou es el estadio más grande de Europa, forma parte de la memoria colectiva y es un icono de Barcelona”, añadió. “Lo que estamos decidiendo hoy es lo más serio para los próximos 50 años del Barça”.

Si los socios aprueban el proyecto, las obras empezarían en mayo de 2017 y terminarían en febrero de 2021, de modo que se extenderían durante tres temporadas y media (cuatro veranos). En todo caso, el primer equipo seguiría jugando en el Camp Nou, mientras que los socios y aficionados seguirían asistiendo a los partidos con aparente normalidad, ya que las reformas en el graderío se harían en verano, con la competición detenida.

El proyecto prevé reformar la primera grada del actual estadio, que será "más vertical" y tendrá "una mejor visibilidad" según el vicepresidente patrimonial Jordi Moix . La segunda grada quedaría intacta, mientras que en la tercera se completaría el medio anillo de la tribuna en el que se instalarán servicios de restauración, asientos 'VIP' y espacios para empresas y grupos.

Por otra parte, el vicepresidente económico Javier Faus avanzó que el club costeará el proyecto “principalmente con recursos propios” y dejó la puerta abierta a “ponerle apellido” al estadio en forma de patrocinador. Eso sí, descartó que el Camp Nou pase a tener un nombre comercial, cosa que sí sucede, por ejemplo, en los recintos del Bayern de Múnich, el Manchester City o el Arsenal.