Fórmula 1 | GP de Canadá
Ricciardo rompe la hegemonía de los Mercedes
Rosberg y Hamilton cedieron por fin en la carrera más emocionante del año, donde los Ferrari pasaron desapercibidos y Alonso acabó sexto
Por fin, en la séptima carrera del Mundial, a Mercedes le temblaron las canillas. Daniel Ricciardo ganó en Montreal y rompió la hegemonía de la escudería alemana tras superar a Nico Rosberg a falta de solo dos vueltas. El final de la carrera resultó emocionante, ... con hasta cinco pilotos dilucidando sus opciones de victoria. Nunca antes se había visto un desenlace igual en este Mundial teñido de plata. El de Canadá gana enteros para ser considerado el mejor gran premio de 2014.
Ganó Ricciardo, como decimos, porque a Mercedes le traicionó la mecánica. Rosberg lideró durante 68 vueltas pese a que el que el motor de su coche se ahogaba y los frenos, los mismos que provocaron el abandono de Hamilton, dieran síntomas de agotamiento al final de la prueba. A falta de dos vueltas no pudo más y cedió la posición al Red Bull del australiano, que firmó su primera victoria del modo más inesperado. Ricciardo agrandó aún más si cabe su sonrisa eterna en el podio porque en apenas tres meses ha pasado de ser una promesa a convertirse en una refrescante realidad, capaz de plantar cara al mismísimo Sebastian Vettel.
[Narración: así hemos contado el GP de Canadá ]
Tercero, precisamente, fue el alemán, que aseguró su posición tras un adelantamiento in extremis sobre el Force India de Checo Pérez. El mexicano, especialista en sacar tajada en las carreras más inverosímiles, a punto estuvo de acabar en el hospital tras un brutal accidente con Massa en la última vuelta. Los dos pilotos americanos peleaban también por ser el último inquilino de un podio que se vendió más caro que nunca.
Fuera de cualquier batalla terminó Fernando Alonso , sexto tras una carrera sin estímulos debido a la falta de velocidad de su Ferrari. El español transitó siempre enredado en mitad del grupo, sin opciones de llegar al ansiado podio. Pasó la carrera señalada en rojo por Montezemolo y Ferrari sigue donde estaba, incluso peor. «Para mí, lo más importante es acabar delante de mi compañero, y a casa», llegó a decir el asturiano tras la carrera. Ése es su estado de ánimo actual. La misma atonía de Alonso la sufrió Raikkonen, a punto de quedar fuera de los puntos por segunda carrera consecutiva.
Carrera sin freno
La de Montreal resultó una carrera emocionante desde el inicio. El primer follón se formó ya en la salida, con toque incluido entre los Mercedes en la segunda curva que hizo perder la segunda posición a Hamilton .
Cuando el inglés se recuperó, los Mercedes iniciaron su habitual persecución, siempre en solitario el uno contra el otro. El inglés estaba encendido tras recibir la embestida inicial y sacó toda la caballería para superar a Rosberg en la pista. El alemán, nervioso, se libró de una clarísima sanción después de saltarse una de las chicanes cuando más cerca del cogote tenía a su compañero, y también estuvo a punto de chocar contra el muro tras reincorporarse a la pista con las ruedas frías.
En plena pelea del uno contra el otro, llegó un fallo mecánico que afectó a los dos coches plateados. Ambos líderes empezaron a notar que sus coches perdían fuelle en las rectas. Poco después, el campeón de 2007 abandonaba con los frenos destrozados.
Rosberg , entonces, aguantó como pudo en pista hasta la llegada de un pelotón sediento de sangre, que le recortó veinte segundos en apenas diez vueltas. Sin motor y sin frenos, le faltó un suspiro lograr una victoria épica, pero claudicó en el momento más inesperado ante Ricciardo.
Pese al revitalizante triunfo del joven piloto australiano, Canadá seguramente quedará como un simple paréntesis en la temporada de ensueño de Mercedes. En Austria, dentro de quince días, seguirán comandando un inglés y un alemán, como en el chiste. A día de hoy, la única broma sigue siendo el coche del español.
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