CICLISMO

Alonso, pasión por las dos ruedas

El piloto es un practicante y seguidor incondicional del ciclismo, tanto que quiere montar su propio equipo profesional

REUTERS

josé carlos j. carabias

Las horas muertas en hoteles, aeropuertos y “motor-homes” del mundo suponen un suplicio para Fernando Alonso, cuyo natural modo de expresión son los espacios abiertos que impliquen cualquier práctica deportiva. El piloto de Fórmula 1 es un consumidor compulsivo de fútbol, baloncesto, tenis, pero ... sobre todo, de ciclismo .

Esos espacios temporales vacíos sin bicicletas, balones o pelotas donde desahogar su furia competitiva han derivado en una tendencia de Alonso hacia la profesión de su pareja, la cantante Raquel del Rosario. Desde hace tiempo ocupa su ocio en componer canciones por ordenador, tal es su gusto por la música y, sobre todo, por los grupos españoles y también los Red Hot Chili Peppers.

Hace un par de años, Antena 3 planteó una encuesta que buscaba un único nombre: el mejor deportista español de todos los tiempos. Alonso estaba en su apogeo, recién llegado de dos títulos mundiales de Fórmula 1, y fue el escogido por la televisión. El piloto se encogió de hombros y puso cara de interrogación cuando le preguntaron qué le parecía su nominación. “Me llena de orgullo, pero me sorprende. El mejor es Induráin”, dijo.

Alonso y su culto por el deporte de las dos ruedas. No se atrevió a suplantar al quíntuple ganador del Tour en un rasgo respetuoso hacia quien le inculcó su amor por el ciclismo. “Si no hubiera sido piloto, me habría dedicado a la bici. Habría corrido el Tour”, admitió en una entrevista en ABC.

De ruta con Sastre

Desde entonces, su otra vida es la bicicleta y sus ramificaciones. “Anda por ahí, con la bici”, suelen decir en su entorno cuando se pregunta por él. Por Suiza, Oviedo o Italia, Alonso no se separa de la Colnago blanca que le regaló su fisioterapeuta, Fabrizio Borra, asesor de pilotos de Fórmula 1 y antiguo asistente de los ciclistas italianos Marco Pantani o Iván Basso.

Hace tiempo que Alonso probó las rampas del Angliru con uno de sus amigos personales, el preparador físico Fernando Azurmendi. El 23 por ciento de la Cueña les Cabres atravesó sus pulmones, como el de todo visitante del coloso del Aramo, pero llegó hasta arriba.

El piloto ha salido de ruta con Carlos Sastre en Portugal –“tiene nivel de profesional”, dijo el abulense-, ha paseado por Asturias con Chechu Rubiera o Samuel Sánchez, ha cenado con Armstrong en Nueva York y, en la vuelta de tuerca a su pasión, quiso fichar a Alberto Contador para el equipo ciclista que pretende montar en el futuro. No sabe cuando, pero lo quiere hacer.

Desde su remanso de paz en la bicicleta ha orientado parte de su vida. Ya ha acudido al Tour y al Giro como invitado estelar. En Italia siguió la etapa en moto, a la espalda de Carlos Sastre, a quien le une ya una cierta amistad. Y estos días su conversación favorita son las cuitas y los entresijos del Tour.

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