Rudy está de vuelta

De aquella final se trajo el gesto de apertura Serge Ibaka, ese enlace sintáctico entre dos instantes. Hace un año, en Lituania, giró el partido con cinco tapones en poco más de tres minutos. Anoche en Madrid, un par de segundos después del salto inicial, Nando De Colo volaba con la primera canasta francesa en bandeja, y allí arriba le esperaba para impedirlo la mano del máximo taponador de la temporada en la NBA. España regresaba a sí misma, entre tapón y tapón.

También quería regresar a sí mismo Rudy Fernández, que disputaba un partido desde que terminó de lesionarse el 19 de marzo. En cuanto agarró la primera pelota, se levantó y lanzó un triple lejano . No alcanzó el aro, pero había venido a eso, a seguir con su última serie de tiros. Acertó con el siguiente triple y comenzó a soltarse, y con él Llull, 10 puntos en el primer cuarto.

Como ante Gran Bretaña el lunes, este periodo inicial parecía bastante para fijar el rumbo del partido, domesticado por España desde la defensa, esta vez con la pareja Marc Gasol-Ibaka dominando la zona. Y también como ante Gran Bretaña le sucedió un vacío a España en el segundo cuarto y Francia vio por primera vez cerca el partido (31-27). Acabó con el bache un robo de Rudy, un contraataque y una bandeja y tiro libre adicional de Sergio Llull, el mejor de la velada.

Volvía entonces el partido a circular por el carril que había trazado España, muy intensa en defensa, especialmente los hombres de abajo, que no se tomaron a broma medirse al subcampeón de Europa . Marc Gasol e Ibaka, que compartieron muchos minutos en pista, se emplearon hasta el rifirrafe con Diwara y Pietrus.

También le funcionaron a Scariolo variantes como la zona 2-3 , que estranguló las ideas francesas hasta obligarles a agotar el tiempo de posesión.

Bajo la batuta de Calderón , España se acercó ayer un paso más a sí misma y ya en el último tramo del encuentro llegó a distanciar a Francia en 25 puntos.

Bastante recuperado Rudy Fernández para la causa, con lances de fantasía y puntería en el tiro, a la selección le queda sólo pendiente la vuelta de Juan Carlos Navarro . El capitán tampoco se vistió anoche de cortó. Se movió en la previa del encuentro por los alrededores del banquillo con una leve cojera por su inacabable fascitis plantar. En lugar del juego, lo reclamaban anoche para decenas de fotografías con una grada que disfrutó de la ocasión como de una fiesta, con una larga ola en el cuarto final del encuentro.

Regresa la selección a sí misma frente a una Francia, mermada y algo decepcionante, en la que reapareció Tony Parker , con gafas protectoras después de su trifulca de club nocturno. Los galos se ven aún más lejos que los de Scariolo de su versión ganadora.