El Madrid gana sufriendo al Unicaja

El arranque irregular de los blancos se debió más a la gran puesta en escena del Unicaja que a las dudas del campeón. El acierto exterior de los andaluces le dio una holgada ventaja (6-16, min. 4) que obligó a Laso a pedir tiempo muerto. La entrada de Hunter , uno de los nuevos rostros en el Madrid, provocó una reacción positiva en el equipo. El pívot es el mimbre que le faltaba a Laso. Un jugador muy atlético capaz de ir con fuerza al rebote y de jugar por encima del aro, por donde el Madrid comenzó su remontada exprés, que ya se había consumado antes del final del cuarto (26-24).

Fue entonces cuando Laso mostró el potencial de este equipo de cualidades infinitas en el que todos los jugadores del banquillo cumplen un rol esencial. Reyes, Nocioni, Carroll, Randolph… todos menos Taylor habían anotado ya antes del descanso , muestra del arsenal ofensivo que atesora esta temporada el técnico vasco.

Entre Draper y Doncic asumieron la responsabilidad de hacer olvidar al «Chacho» . Una tarea de larga duración de la que ayer salieron airosos. El esloveno ilusiona más en cada partido y da la sensación de mantener una línea incesante de crecimiento. Juega con la ilusión propia de sus 17 años y con el aplomo de un veterano. Para Laso es uno más, aunque le sigue mimando como lo hizo toda la temporada pasada. Ayón fue el gran beneficiado de la visión de juego del base esloveno , lo que le permitió ir sumando puntos hasta acabar como el máximo anotador del partido (16 puntos). Se las prometía muy felices el Real Madrid, que al descanso (57-50) pensaba que ya había derribado la resistencia de un Unicaja que resurgió en el tercer período para obligar a los blancos a un esfuerzo inesperado.

Los malagueños se asomaron con ventaja al último cuarto, en el que llegaron a ir mandando por cinco puntos (73-78, min. 31). Un abismo que Doncic, Carroll y Taylor se encargaron de engullir con tres triples consecutivos en apenas un minuto . Parcial demoledor que dio inicio a un festival anotador blanco demoledor. Llovían las canastas sin que Plaza encontrara el remedio. Un vendaval (30-17 en ese último cuarto para el Madrid) que certificaba la primera victoria de la temporada para los blancos, pero que no disipa algunas dudas. Las propias de un equipo que está en crecimiento y que aún tiene mucho recorrido, pero que tiene claras sus virtudes y un estilo alegre que, como decía Laso en la previa, no se negocia .

Han pasado tres meses desde que el Real Madrid levantó su último título y, aunque la mayoría del vestuario sigue siendo el mismo, todo parece nuevo en el conjunto blanco. La marcha de Sergio Rodríguez a la NBA marca una temporada en la que el reto de la tercera liga consecutiva -algo que nadie ha logrado en los últimos veinte años- está muy presente desde el primer día.

Para empezar, el Real Madrid recibirá al Unicaja (20.00 horas, Movistar+), un equipo bien dirigido por Joan Plaza que servirá para medir el nivel real del equipo madridista. La derrota ante el Barcelona en la Supercopa no ha creado dudas en el proyecto blanco, necesitado de un triunfo para confirmar sus buenos augurios.

El principal cambio del campeón está bajo los aros. Por ahí se escaparon buena parte de sus opciones de ser campeón de Europa la temporada pasada y es ahí donde han llegado la mayoría de los refuerzos. Anthony Randolph, Othello Hunter y Álex Suárez se unen a Ayón, Nocioni y Reyes para conformar un juego interior temible... pero que aún debe acoplarse para meter miedo.

«El estilo no es negociable», resumía Laso al preguntarle si ese potente grupo de pívots y la marcha de Sergio Rodríguez iba a cambiar la forma de jugar del Real Madrid. Sin lesionados en el grupo, el técnico deberá dejar fuera de la convocatoria a dos jugadores, algo que será habitual en una temporada cargada de encuentros.

Unicaja, por su parte, llega al Barclaycard Center con aires renovados. Su mal final de campaña empañó el trabajo del resto del año y obligó a hacer renovación en el equipo. La llegada de Lafayette, Musli y Waczynski convierten a los malagueños en un equipo muy peligroso, capaz de ganar en cualquier cancha.