De cara
Ole, ole, ole, el Atlético se descompone
«Lo mejor del Atlético es su pasado. Pero a la vez su principal problema. Abrazarse al justo agradecimiento por lo conquistado lo está paralizando. Hace meses que el mejor proyecto de su historia se ha agotado»
Salvador Sostres: El acto final
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Iniciar sesiónEl Atlético ganó 50 millones de euros. Ese es el sabroso titular que dejó la trágica noche de Dortmund para el dueño del club. Y esa molesta sonrisa, que reduce el sentimiento y la ambición a un simple monedero, explica mucho mejor que otros ... matices el insistente deterioro del equipo tras su admirable resurrección. También la catástrofe europea de este martes. No importan ahí dentro los títulos sino el dinero. Y la confusión se ha repetido tanto que ha terminado por derrumbar la exigencia. Tranquilos, muchachos, con la pasta por entrar al Mundialito y la cuarta plaza en la Liga vale, objetivo cumplido. Si ganar deja de ser una obligación, perder se vuelve una invitación.
Cómplice y principal responsable de ese giro de rumbo es Simeone. Se empeña el Cholo en hacer jugar al Atlético como un equipo pequeño, en convencerle de que es menor que su rival. Sobre todo a domicilio. Ya sea en Cádiz o en Dortmund. Se deja llevar por un enfermizo paso atrás y ordena jugar siempre con desconfianza y recelo, pendiente antes de lo que te puede hacer el adversario que del daño que eres capaz de provocarle tú.
El Borussia es peor que el Atlético, pero Simeone le animó a creerse más. Cada vez que lo atacó durante los dos partidos del cruce lo desnudó. Dejó al aire sus carencias y su fragilidad. Pero a la que el marcador concedió una ventaja a los rojiblancos, a la que el equipo alemán estornudó, el técnico ordenó un nocivo repliegue y retirada a los suyos, que además ya no saben defenderse. Y acabó pasándoles por encima. Conformarse con un gol de más es el mejor preludio de morir con un gol de menos.
El mismo entrenador que en su día fue capaz de levantar un cadáver convenciendo a futbolistas heridos de que podían tumbar a cualquiera, agrandándoles hasta sentirse los mejores, hoy en el fondo les encoge y acompleja. Casi todo los futbolistas que maneja juegan peor de lo que alguna vez jugaron. Algunos por decadencia natural aunque sigan intocables (Oblak, que dio muchísimo, se ha vulgarizado) y otros por influencia directa de las consignas que reciben. No tiene la culpa el Cholo de que Morata falle la que tuvo, pero sí de que sólo tuviera esa.
En todo caso, lo hagan bien o mal, en esa plantilla nunca pasa nada. No hay obligaciones, sino anestesia. Hace tiempo que en ese vestuario la reacción es la misma ante una victoria, un empate o una derrota. Es decir, ninguna. Y también en los despachos, donde, pase lo que pase, no se discute al empleado mejor pagado. Lo mejor del Atlético es su pasado. Pero a la vez su principal problema. Abrazarse al justo agradecimiento por lo conquistado lo está paralizando. Hace meses que el mejor proyecto de su historia se ha agotado.
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