José Miguélez - De cara
Y un pelotazo devolvió a Oblak
El pelotazo de Elanga, solo dentro del área chica, le golpeó violentamente en la cabeza. Una parada nada convencional a los 13 minutos, sin intención posible, pero reconvertida en milagro. Esos tan frecuentes en otros tiempos y que se echaban de menos. El sello característico ... de Oblak, el guardameta portentoso, cuya misteriosa desaparición nadie había conseguido explicar. ¿Adónde se había el esloveno? Su primera acción parecía confirmar su ausencia, una salida blanda, dubitativa, en un salto con toda la ventaja también ante Elanga, el mismo demonio que ya le había anotado, y sonrojado, en la ida. Pero tras ese trallazo que le sacudió la cara, Oblak, el bueno, volvió. El insólito accidente recuperó su mejor versión: seguridad, paradas, alguna imposible, mando. El portero.
Quien no se había ido nunca es Joao Félix. Su problema era que su jefe no creía en él. Y no lo ponía. O si lo ponía era para esperarle con algún reproche. O para intentar cambiar su forma de jugar. Hasta que hace un mes decidió encomendarse a sus virtudes y aceptar sus limitaciones. Y resulta que con confianza y minutos, el luso resuelve y decide.
Quien también volvió fue el Atlético global, el de Simeone, el que se busca la vida encerrado atrás y mordiendo a la contra, el que disfruta jugando con fuego, dejándose dominar y corriendo en defensa como un ejercicio coral, en el que hasta Griezmann participa como el primer soldado. Fue así, sufriendo y sudando, despreciando la posesión y creyendo en Oblak, como subió este equipo sus mejores escalones de Champions. El United no le hizo tanto daño como otros gigantes, pero llegó con vida hasta el minuto final. Acabó igualmente en el suelo.
Y quien ya se ha ido es Cristiano, el goleador insaciable, especialmente contra el Atlético. Pero la edad (37), como a Messi, no le deja más. Su mejor tiempo ya pasó.
Noticias relacionadas