Barcelona - Betis
El día de las calamidades (4-0)
El Betis se deshace pronto ante el líder tras la lesión de Luiz Felipe y la expulsión de Edgar, su sustituto, a la media hora; Joaquín, con los cambios agotados, no pudo seguir y dejó al equipo con nueve, ya arrollado por el potencial azulgrana
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Iniciar sesiónSe le agolpó todo lo malo al Betis ante un rival que no perdona si se le conceden tantas facilidades, convertidas en una goleada bochornosa. Alfombra azulgrana para un Barcelona que vio cómo se caía del cartel el mejor central bético a los ... diez minutos, cómo marcaba al momento, cómo Del Cerro Grande le hacía jugar en superioridad por una más que injusta expulsión de Edgar , cómo sentenciaba antes del descanso, cómo Joaquín se tenía que ir del campo con los cambios agotados dejando al equipo con nueve y cómo Guido se marcaba el cuarto en propia meta. El día en el que le pasó todo lo peor al Betis fue el de una goleada bochornosa, convertido en un pelele el grupo heliopolitano ante el líder de LaLiga, dispuesto a disfrutar ante una presa tan debilitada. Si las alarmas estaban encendidas por el riesgo de perder la ubicación en zona continental ahora suenan las sirenas y hay que reaccionar de una vez. En Bilbao se juega todo el curso el equipo de Pellegrini, entregado desde la concatenación del 1-0 y la roja a Edgar.
Y es que el partido se resolvió demasiado pronto. La historia era triste en verdiblanco. Más bien en tonos grises. Se le fueron juntando todos los males del curso en un ramillete de minutos. Una calamidad tras otra. La lesión de Luiz Felipe a los diez minutos desbarata a la defensa tras una puesta en escena de presiones alternas altísimas, una invitación a un partido vibrante. Se empieza a romper con la salida del italo-brasileño, que si no es por su estado físico ha sido por las expulsiones pero qué poca continuidad ha tenido en su rendimiento. Y es que cuando ha estado bien es un valladar inexpugnable pero pocas secuencias duraderas ha tenido como verdiblanco. Entra Edgar , que será el siguiente protagonista. No es que haya que echarle la culpa al catalán del gol de Christensen pero anduvo lejos de la zona de acción en el balón colgado por Raphinha hacia Araujo y Christensen , que se habían quedado colgados y fueron con más hambre que Pezzella en esa disputa aérea. Anotó el danés el 1-0.
La reacción del Betis iba a durar también unos minutos. Tocando y tocando, percutiendo con las carreras de Miranda y con llegadas de Canales, Luiz Henrique y Willian José . Con robos altos y con ganas de hacer daño, carreras intensas de Ayoze con los centrales y mucho balón para William Carvalho. Sin embargo, Del Cerro Grande iba a tomar su cuota. Pita falta de Edgar a Raphinha cuando el bético toca el esférico limpiamente en el minuto 24. Una injusticia que nadie corrige. En el 33, Edgar pisa a Pedri en una disputa y Del Cerro primero sólo señala falta y a los 20 segundos le comentan desde el VAR que es para la segunda y expulsa al canterano. Una roja demasiado barata, sobre todo teniendo en cuenta que la primera no era y que la segunda se produce en el centro del campo. Hay también torpeza del central por no medirse más estando advertido pero un árbitro como Del Cerro ha de saber utilizar mucho mejor el criterio.
Ahí se hunde el barco bético. Porque en la siguiente jugada, y ya con Guido como central, Koundé centra y remata a gol Lewandowski para el 2-0. Y en el minuto 39 es Raphinha quien se mete por dentro y anota el 3-0, teóricamente en línea porque lo que proyecta el VAR es tremendamente ajustado. Con diez, con partidos intersemanales, ante el líder y con sólo un central natural, el Betis suspira por llegar al descanso sin recibir más daño y así lo consigue pero ya le va a sobrar la segunda mitad, dado que el naufragio es lo único que le espera en una noche en la que tampoco esperaba dar la campanada pero sí apretar por unos puntos que hubieran sido valiosísimos en su cada vez más tortuosa carrera europea.
Pellegrini retocaba al equipo sacando a Luiz Henrique y ubicando a Paul como central. La primera acción destacada tras el intermedio era bética, puesto que Ayoze sirvió a la carrera de Miranda, que se encontró a Ter Stegen cuando se cantaba gol en un disparo raso de los suyos, marca de la casa en esas llegadas desde atrás del lateral. Pero fue un espejismo. El duelo era la repetición constante del peligro del Barcelona colgando balones por el centro para probar la poca fiabilidad de la defensa verdiblanca, que bailaba sobre la línea del fuera de juego todo lo lejos posible de Rui Silva. Así Lewandowski disparó al palo, Guido desbarató otra, Paul tuvo que hacer un despeje milagroso, Araujo remató alto...
Y llegó el carrusel de cambios que enfrió el ritmo, para fortuna verdiblanca. Muy aplaudido Joaquín en un escenario de los grandes. Y regreso de Juanmi al césped varias semanas después. El duelo le sobraba al Betis más allá de estos minutos para los menos habituales. Pellegrini reservaba a Miranda, Canales y Ayoze. Pero como el infortunio no iba a abandonar a los verdiblancos se lesionó Joaquín, que se echó al suelo dolorido en su rodilla derecha a diez minutos del final. Fue en un despeje ante Koundé cuando hizo un mal apoyo. Y tuvo que salir del campo: el Betis se quedaba con nueve y el récord de Zubizarreta se complica si esta lesión le impide jugar el jueves en San Mamés.
Y, de inmediato, gol de Guido Rodríguez en propia meta tras jugada de Ansu Fati. Completaba así el cupo de calamidades el Betis con lesionados, expulsados y tantos en su portería. Un borrón tremendo en una fase pésima de la temporada en la que está poniendo en riesgo el grupo verdiblanco el gran objetivo del curso, que ya no es ni la Champions sino sostenerse en esas plazas europeas en las que ha vivido siempre y que ahora están más amenazadas que nunca. Bilbao se presenta como una finalísima. Deberá el Betis sortear las calamidades, agotar el cupo de la mala fortuna para poder competir de igual a igual ante un rival que se ha convertido en directo. No le queda otra que levantarse de este 4-0 en el que le pasó todo lo peor condensado en 90 minutos para olvidar.
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