El Baúl de los Deportes
Aquella alegría del Rey Juan Carlos en catalán: «Estic molt content»
El 17 de octubre de 1986 el COI eligió a Barcelona como ciudad organizadora de los Juegos Olímpicos de 1992
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Iniciar sesiónEran otros tiempos. Ni mejores ni peores –hay opiniones diversas al respecto-, simplemente distintos. Y ocurrió que, por primera vez en la historia, una ciudad española fue elegida para organizar la cita más importante del deporte universal, los Juegos Olímpicos del año 1992 ... . Juan Antonio Samaranch, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), leyó en francés y tras una leve pausa de suspense una frase icónica e inolvidable: «…a la ville (ciudad) de Barcelona, Espagne». Y España entera saltó de júbilo. Eran las 13:29 horas del viernes 17 de octubre de 1986.
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Al día siguiente, el párrafo único de la portada de ABC resumía y condensaba las razones y la magnitud de tan sustancial noticia: «Barcelona, y España entera con Barcelona, fue elegida ayer en Lausana sede de los Juegos Olímpicos de 1992. La victoria de la Ciudad Condal es, en primer lugar, la victoria de España y de todos los españoles que, encabezados por Su Majestad el Rey, han apoyado, con entusiasmo y esperanza que ahora se cumple, la candidatura de la capital catalana. Es, también, un éxito del Gobierno de la nación y, sobre todo, de la Generalidad de Cataluña, que preside Jordi Pujol (del partido Convergència i Unió). La decisión del Comité Olímpico Internacional, al frente del cual se encuentra un español, Juan Antonio Samaranch, constituye, finalmente, un reconocimiento a la labor de Carlos Ferrar Salat, auténtico artífice de este triunfo. Barcelona será, pues, capital del deporte mundial en 1992, el mismo año en que con la Exposición Universal de Sevilla, se conmemorará el V Centenario del Descubrimiento de América, la máxima contribución de España a la Historia universal».
La reunión del COI tuvo lugar en su sede suiza de Lausana. Y el comunicado completo leído en la tribuna por Samaranch (Barcelona, 17 de julio de 1920 – Barcelona, 21 de abril de 2010) fue: «En calidad de presidente del Comité Olímpico Internacional, tengo el honor de anunciar que el COI, reunido en sesión plenaria, ha atribuido la organización de los Juegos de la 25ª Olimpiada 1992 a la ciudad de Barcelona, España». A continuación, tras esperar que cesaran las ovaciones y aplausos de la alborozada delegación española, el también español y feliz mandatario olímpico anunció la elección de Albertville (Francia) como sede de los Juegos de Invierno (febrero del mismo año 92).
«Barcelona alcanzó los 47 votos que le dieron la mayoría absoluta en la tercera votación, aunque en las dos anteriores consiguió más votos que sus otras rivales –se lee en la crónica de ABC-. Los resultados de la primera votación fueron: Barcelona, 29 votos; París, 19; Belgrado, 13; Brisbane, 11; Birmingham, 8, y Amsterdam, que quedo eliminada, 5. En la segunda votación, Barcelona obtuvo 37 votos; París, 20; Belgrado, 11; Brisbane, 9, y Birmingham, siendo eliminada, 8. En la tercera y que luego sería definitiva, Barcelona consiguió 47 votos; París, 23; Brisbane, 10, y Belgrado, 5».
«Una vez que Juan Antonio Samaranch diera a conocer la designación, la alegría en la delegación catalana fue inmensa. El alcalde barcelonés, Pascual Maragall (PSOE), no pudo contener las lágrimas, mientras los miembros de la candidatura barcelonesa, emocionados, se abrazaban unos a otros: Maragall; el ex alcalde de Barcelona y ministro de Defensa, Narciso Serra; el presidente del Comité Olímpico Español, don Alfonso de Borbón; el presidente de la Diputación, Antonio Comas; el secretario de Estado para el Deporte, Román Cuyas; el director General de Deportes de la Generalidad, José Luis Vilaseca; el líder de la oposición municipal de Barcelona, Ramón Trías Fargas (CIU); el consejero delegado de la candidatura barcelonesa, José Miguel Abad, y el director de la Oficina Olímpica, Jordi Serra… Maragall dedicó el triunfo de la candidatura 'al deporte catalán y al deporte español... Hemos trabajado mucho y con gran eficacia a lo largo de estos años'».
Felipe González y Jordi Pujol, claves
No fue fácil. Por la elevada exigencia de semejante objetivo, por la dura competencia con otras grandes urbes del mundo y por las peculiaridades sociales y políticas de un país llamado España. «La unanimidad institucional sobre Barcelona 92, lograda tras una etapa de grandes reticencias», tituló el diario 'El País' tras la decisión del COI: «El golpe de efecto, logrado a última hora con la presencia y el compromiso público en Lausana del presidente del Gobierno español, Felipe González (PSOE), y del titular de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, para arropar al alcalde de Barcelona en su intervención final ante el Comité Olímpico Internacional (COI) ha sido una buena baza de la candidatura, y demuestra que al final ha cristalizado el pacto olímpico entre las diversas instituciones. Hasta ese momento, los respaldos se habían limitado a poco más que declaraciones de buena voluntad. La comparecencia colectiva en Lausana fue el resultado de intensas gestiones en la Moncloa para que González asistiera y contrarrestara la presencia del primer ministro, francés, Jacques Chirac, y fruto de una reconsideración de Pujol, quien días atrás había renunciado a formar parte de la delegación».
El 16 de octubre, día de la presentación oficial de las candidaturas, la delegación española sorprendió con una hábil jugada política que, dada la importancia de sus dos protagonistas –González y Pujol–, tuvo gran impacto: «El COI ha fijado en seis el número de representantes aptos en el acto de presentación de cada una de las ciudades candidatas, por lo que la intervención de Felipe González y Jordi Pujol en dicho acto, confirmadas a última hora, excluyen a dos de las personas en principio encargadas de defender el proyecto español: el secretario de Estado para el Deporte y el director de Deportes de la Generalidad, a quienes se les ha asignado el cargo de asesores con papeles de espectadores en el palacio de Beaulieu de Lausana».
Además, como marca de la casa, en la recta final del proceso toda España arrimó el hombro: «el presidente del Gobierno español llegará hoy mismo a Lausana, acompañado del ministro de Defensa, Narciso Serra, y del ministro de Cultura -y portavoz del Gobierno—, Javier Solana. El presidente de la Generalidad, por su parte, llegó ayer a Lausana, acompañado del alcalde de la Ciudad Condal, Pascual Maragall, y después de visitar el pabellón barcelonés en el palacio Beaulieu, se trasladó a la Fundación Hermitage, donde se exponen obras de Pablo Picasso, Juan Miró y Salvador Dalí. Entre los personajes famosos que se dejan ver por Lausana, apoyando candidaturas, figura José Luis Núñez, presidente del Barcelona. Otras personas o entidades también se han sumado con su apoyo moral a la lista de respaldos. El club Atlético de Madrid, como anteriormente el Real Madrid; Tabacalera, que ayer lanzaba en Madrid una gran pancarta enfrente de su sede en Alcalá apoyando la sede española; Luis Yáñez, presidente de la Comisión del V Centenario del Descubrimiento de América…».
Juan Carlos I, entonces Jefe del Estado, apoyó en todo momento el proyecto barcelonés. Por eso celebró la elección del COI con idéntica alegría que millones de ciudadanos. Aquel viernes, el monarca había viajado a Valladolid para asistir a la ceremonia de investidura de la Reina Sofía como doctora 'honoris causa' por la Universidad de dicha ciudad castellana. Saltándose el protocolo habitual de sus comparecencias públicas, el Rey se aproximó a los periodistas presentes con la decidida intención de hacer pública su felicidad.
Explosión de júbilo
Desveló que había estado informado al minuto de lo que sucedía en Lausana: «La alegría que siente el rey en estos momentos es enorme, como la de todos los españoles». «¿Y ustedes no se alegran?», bromeó con los informadores. «El éxito del trabajo se ha visto colmado con el éxito de la votación y con el éxito para Barcelona por su capacidad y voluntad para celebrar los Juegos Olímpicos de 1992. Cada uno de los españoles -y yo, como Rey, como deportista y como español- hemos puesto nuestro granito de arena para hacer realidad el sueño olímpico. Todo lo realizado hasta ahora debe tener su culminación dentro de seis años», añadió Don Juan Carlos.
Eufórico, el Rey de España, a preguntas de periodistas catalanes allí presentes, hizo un último guiño alegre. Y lo hizo en catalán: «Estic molt content (estoy muy contento)».
Las palabras del Rey fueron refrendadas en las calles de toda España. Especialmente, cómo no en Barcelona. «Las palomas no tenían sitio en la Plaza Catalunya». Así tituló 'El Mundo Deportivo (EMD)' la crónica de ambiente del «estallido de júbilo» que se vivió en la Ciudad Condal aquel viernes y que se prolongó durante todo el fin de semana:
«Las palomas de la plaza de Catalunya no encontraban lugares para posarse. La inmensa masa con las manos al viento (muchos de ellos con la «uve» de la victoria en los dedos) las hacían revolotear sobre sus cabezas con lo que las aves ponían un punto más de color en la espontánea fiesta. El griterío era ensordecedor. Primero, tras el ya histórico «Barcelona» de Samaranch, resonó como una inmensa explosión. Después los «vivas» fueron escuchándose incesantemente hasta que, unos minutos más tarde, se confundían con los claxons de los coches».
«Uno no suele entusiasmarse demasiado ante las explosiones de júbilo de los seguidores de un equipo de fútbol. Piensa que hay otros motivos mucho más importantes para «echarse a la calle». El de este inolvidable 17 de octubre es uno de esos motivos que lo justifican. El pueblo de Barcelona anhelaba la concesión de los Juegos desde hace mucho tiempo. Ahora veía su ilusión hecha realidad. Inmediatamente un impresionante castillo de fuegos artificiales llenó el cielo de humos y ruidos. Al mismo tiempo, un zepelín con los aros olímpicos y el emblema de «Barcelona 92» se fue elevando poco a poco. Fue la rúbrica del delirio. Los barceloneses saltaban de alegría, aplaudían y se abrazaban. Algunos no podían, reprimir las lágrimas. Los balcones de las Ramblas se llenaban de ciudadanos que desde las alturas saludaban con señales de júbilo. El sueño de toda una ciudad, cobraba vida».
Cuando no existía Internet y la actualidad lo requería, los periódicos reaccionaban con casi idéntica rapidez (dentro de las limitaciones propias del medio). Así, minutos después del anuncio de Samaranch, diarios como 'El Periódico de Catalunya' o 'El País' lanzaron una segunda edición que inundó los kioscos de Barcelona. Y a primera hora de la tarde, «El Mundo Deportivo (EMD)', 'Sport' y 'La Vanguardia' hicieron lo propio con números especiales dedicados íntegramente a Barcelona 92.
Como se lee en la antes citada crónica de 'EMD', «el simpatizante del Barcelona junto al del Español. El socialista con el «convergente» y el vecino de Pedralbes con el de Gracia. Por primera vez en la historia, un objetivo nos hermanaba todos, absolutamente a todos. Y es evidente que cuando el pueblo persigue algo con fe suprema y no vacila en apartar por unos instantes todo lo que no es la ambición común, a la larga o a la corta obtiene su pretensión». Sucedió hace 37 años.
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