Golpe al prestigio de Obama
Obama llegó, habló y perdió. El rechazo en primera votación de la candidatura olímpica de Chicago, a pesar del «lobby» sin precedentes realizado por el ocupante de la Casa Blanca, ha provocado en EE.UU. una sentida polémica con toda una sobredosis de metáforas deportivas. ... Sin que falten reproches de improvisación, críticas de falsa superioridad, especulaciones sobre posibles daños al prestigio presidencial y cuestionamientos sobre la improvisada decisión de desplegar en Copenhague a Barack y Michelle Obama, acompañados por la diva televisiva Oprah Winfrey.
¿Fin de la «obamamanía»?
A su retorno a la capital federal, el presidente Obama fue el primero en expresar su frustración personal, pero en términos bastante filosóficos: «Uno puede jugar un gran partido, pero no ganar». Según Obama, «aunque hubiera deseado volver con mejores noticias de Copenhague, no puedo sentirme más orgulloso».
Tras una primera reacción de profunda y embarazosa incredulidad, la Casa Blanca se ha enfrentado a evidentes dificultades para explicar el fracaso de Chicago 2016. Entre cuestiones sobre si Obama se equivocó al lanzar ante el Comité Olímpico Internacional un discurso tan biográfico como emocional en defensa de su cuna política. O si lo ocurrido en Copenhague representa el final de la «obamamanía». O si el presidente ha demostrado tener un equivocado orden de prioridades.
Las acusaciones de distracción innecesaria, inmadurez y narcisismo han sido repetidas por miembros del Partido Republicano, que no han dejado de cuestionar el liderazgo demostrado por la Casa Blanca en este viaje de «alto riesgo y mínima recompensa». Como ha cuestionado el estratega conservador Mark McKinnon, «la mayoría de americanos prefiere ver Obama en el papel de presidente en lugar de jefe de la Cámara de Comercio de Illinois».
En términos políticos, el fracaso en Copenhague ha conseguido empañar las grandes cuestiones que se agolpan en la agenda presidencial. Desde la decisiva reforma sanitaria hasta la revisión del papel militar de Estados Unidos en Afganistán, pasando por los esfuerzos para salir de la recesión y el desafío nuclear de Irán. Tampoco ayudó que este viernes se conociera la estadística de que la mayor economía del mundo perdió 263.000 empleos durante el mes de septiembre, casi el doble de lo anticipado.
David Axelrod, el gurú electoral de Obama, argumentó en declaraciones a la CNN que la decisión olímpica era una cuestión muy política sometida a toda clase de presiones. Sin llegar a hablar de fraude, mencionó el hecho de que la candidatura de Madrid estuviera siendo defendida en persona por Juan Antonio Samaranch, antiguo presidente del COI. Según Axelrod, el esfuerzo de Obama «no ha funcionado, pero ha merecido la pena. No se puede ver lo ocurrido como un repudio al presidente o la primera dama». Ni tampoco como un castigo contra los EE.UU.
Para Robert Gibbs, portavoz oficial de la Casa Blanca, aunque resulta bastante difícil explicar lo ocurrido con la candidatura de Chicago 2016, lo cierto es que el presidente hubiera sido cuestionado también por no ir a Copenhague.
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