Bádminton
La conmovedora proeza de Carolina Marín, el ave fénix del deporte español
La española culmina una proeza al ganar su sexto título europeo en su primer torneo tras once meses sin competir por una grave lesión
Entrevista a Carolina Marín: «Caí muy hondo»
Carolina Marín, campeona de Europa por sexta vez
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Iniciar sesiónAlza los brazos y parece que está todo hecho. Pero es complicado de entender y de explicar aquí lo que significa este sexto título europeo de Carolina Marín (Huelva, 1993). Quizá, y solo ella lo sabe de verdad, lo explicó cuando se sentó ... en el suelo y las lágrimas se escaparon, mitad adrenalina, mitad alivio. Solo con personas elegidas es posible esta barbaridad, campeona a lo grande, a lo enorme, a lo inexplicable , en el Europeo celebrado en Madrid, su primer torneo después de once meses de parón . Con una lesión tremenda (rotura de ligamento anterior cruzado y los meniscos externo e interno) que afectó a todo su cuerpo, sobre todo a su cerebro. Por la gravedad, por el tempo, apenas dos años después de otra parecida, y por el momento, con el plan de juego ya preparado para afrontar los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Tocó fondo , confesó a este periódico días antes de pisar la pista por primera vez. Desde ese momento en el suelo, aceptando el desastre. Un «Me he roto, me he roto, lo sé», en la conversación telefónica con su entrenador Fernando Rivas . Días de no creérselo, de todas esas imágenes de la lesión anterior, de 2019, en la otra rodilla. Días de asimilar que no habría milagro, que había que pasar por el quirófano, que se esfumaba la opción de defender corona olímpica. Días de batallar con los demonios hasta que la frase «estos Juegos no eran para mí» comenzó a calar en el consciente.
Empezó a ganar este oro europeo ahí, desde el abismo físico y mental. Desde arriba tiraron todos con fuerza. Rivas el primero, pero también Ander Thomsen, con quien estaba cuando se oyó el 'clack' de la rotura. Su preparador físico, Guillermo Sánchez; su preparadora mental, María Martínez; y todos los que la han acompañado en el proceso. Por eso el abrazo sentido con Rivas en cuanto terminó el partido (ante la escocesa Kirsty Gilmour, 21-10 y 21-12). Horas y horas de entrenamientos, de correcciones, de conversaciones sobre bádminton y sobre todo lo demás, con esa labor de 'pepito grillo' más que de entrenador en las primeras semanas en las que había que fortalecer la pierna dañada sin que la derecha perdiera también funcionabilidad y masa muscular. De 'muleta' para subir las escaleras y para levantar el ánimo, para espantar los fantasmas cuando la recuperación daba un paso para adelante y otro para atrás. Por eso el corro festivo de todo el equipo ayer, hombros cogidos, ya con el oro colgado al cuello. Un oro que no es solo por el sexto campeonato europeo. «Más allá del oro, la medalla es la de haber vuelto a competir. He demostrado que estoy de vuelta, que estoy fuerte, que la rodilla y la lesión han pasado ya por completo. Muy feliz de haber disfrutado de la vuelta, aquí, en España, con mi familia y mis amigos. Tanto el público como yo, creo que hemos disfrutado juntos», explicó la onubense.
En el podio, otro ejemplo de lo que significaba este oro, para hoy y para el futuro. «No he podido controlar las lágrimas. Me acordé del oro de Río y pensé en París 2024». Después de dos años aciagos, lesión de rodilla izquierda, pandemia, accidente de su padre, muerte de su padre -de quien dijo ayer que estaría muy orgulloso-, lesión de la rodilla derecha, París ilumina su mañana. «Estoy cargada de energía y, sobre todo, de confianza. Este es el primer torneo de los muchos que me quedan».
Es una Carolina Marín que solo mira hacia delante, que ha dejado el pasado atrás, pero que sabe que se ha construido a partir de esas otras Carolinas. De la que dejó el flamenco por el bádminton; de la que se marchó, con 14 años, de Huelva a Madrid; la que se puso en manos del estricto plan que Fernando Rivas tenía para convertirla en una estrella; la que descubrió el bádminton a los españoles; la que puso a España en la cima del bádminton mundial en 2014, 2015 y 2018; la que puso a España en la cima del bádminton olímpico en Río 2016; la que puso a España en la cima del bádminton continental en 2014, con 20 años; la que repitió emoción en el podio con los himnos españoles que sonaron para ella en 2016, 2017, 2018, 2021 y este de 2022. Pero también con la que ha sufrido, ha caído, se ha levantado, ha caído más y se ha levantado todavía más fuerte. Carolina Marín, el ave fénix.
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