Tour de Francia 2014 | 5ª etapa

Nibali se desata en el infierno

Abandono de Froome, victoria de Lars Boom y exhibición del líder en los adoquines, que deja a dos minutos y medio a Contador

Nibali se desata en el infierno afp

d. vilares

En el ciclismo de héroes, no hay nadie como Vincenzo Nibali, el italiano que vive en el ataque y que oculta el miedo debajo del maillot. En una jornada de adoquines, barro, lluvia, caídas y miedo, sobre todo miedo, el Tour pidió héroes y Nibali ... levantó la mano. El resultado es que el siciliano del Astana, que empezó la jornada de amarillo, ha sacado dos minutos y medio a Contador y es segundo en una etapa inolvidable que ha ganado el holandés Lars Boom. [Así hemos narrado la quinta etapa del Tour de Francia en directo ]

Pese a Nibali, la gran noticia de la jornada es el abandono de Chris Froome , segundo en el Tour 2012, ganador del Tour 2013, favorito al Tour 2014. Froome se cayó dos veces en la etapa de hoy, ninguna de ellas en el pavé; fue antes, sobre el asfalto, víctima del nerviosismo que ha poseído el cuerpo de los ciclistas en toda la etapa. Se había hablado tanto de este día, de la lluvia y del barro que el pelotón somatizó los adoquines antes de que estos llegaran, y eso que se suspendieron dos tramos antes de empezar por el mal tiempo.

A Froome, que ya se había caído ayer y se había hecho daño en la muñeca, se le cruzó el Tour y lo dejó tirado. Cuando hoy se dio contra el suelo por segunda vez, a 69 km. de meta, a menos de diez de la zona de adoquines, interpretó la señal como un adiós. Xabier Zandio, compañero y caído con él, le ofreció su bicicleta para seguir; Froome le dijo con señas que ni se molestase, siguió doliéndose del brazo, con la cadera magullada, y se subió al coche.

Froome se cayó antes de los tramos de pavés y abandonó la carreraAsí se quedó el Tour sin patrón en el momento más intenso de la edición. Cuando empezaron los primeros tramos de adoquines, Alberto Contador, favorito número uno tras la eliminación de Froome, echó el freno. El madrileño pareció pensar que tenía mucho que perder en el barro y decidió una política de cero riesgos en los tramos iniciales: los pasó a velocidad de triciclo, en una decisión que tenía sentido.

Nibali, encendido y de amarillo, pensó todo lo contrario. El campeón de Italia se tiró al adoquín como si hubiera nacido en Gante, con la determinación que pudo tener cualquier mito de este deporte en cualquier época. Tramo a tramo, piedra a piedra, Nibali, al que apodan «el Tiburón», destrozó a sus rivales.

Era impensable que un hombre de Sicilia que nunca ha competido en las clásicas del norte –aunque sí ha mostrado admiración por ellas– fuese dejando ciclistas atrás como lo hacía Nibali. Con el pelotón roto y bien apoyado por su equipo, empezó a sacar ventaja a todos sus rivales por el Tour. Estaba tan crecido el maillot amarillo que en el último tramo se fue por delante a solas con su compañero Jakob Fuglsang y el holandés Lars Boom, un amante de este terreno. Hasta el mismo Fabian Cancellara, leyenda del pavé, estaba por detrás.

Nibali resistió con los mejores

En el último sector adoquinado, Boom dejó atrás a Nibali y Fuglsang, directo a por una victoria lógica. En la persecución, Contador había cambiado la cautela inicial por la entrega sin reservas. Pero en los últimos kilómetros sus piernas pagaron un esfuerzo al que nunca se habían acostumbrado. Por ahí había estado su equipo trabajando codo a codo con el Movistar, después de que Alejandro Valverde también se cayera algo antes de los adoquines.

Contador, apajarado en las últimas rectas, perdió 2:35 con Nibali, más candidato al Tour que nunca. Boom, la promesa que siempre quiso ganar la París-Roubaix, se lleva una etapa que será tan recordada como la mayor edición del «Infierno del Norte», en solitario y con 19 segundos sobre el maillot amarillo. Por detrás, Van den Broeck a 1:43, Porte –líder del Sky sin Froome– a 1:52, Talansky a 2:03, Valverde y Costa a 2:09 (todas, diferencias sobre Nibali).

Nibali se queda como el ganador absoluto de una jornada decisiva en el Tour, con algunos derrotados y un K.O. Queda toda la montaña de la carrera, lejísimos de estar sentenciada. Pero ahí quedan las marcas del mordisco de Nibali en Arenberg, difíciles de reparar e imposibles de olvidar.

Nibali se desata en el infierno

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