golf
Bubba, dos veces maestro
Watson tira de pegada para ganar su segunda chaqueta verde, con Jiménez en cuarta posición
MIGUEL ÁNGEL BARBERO
No se sabe si Bubba Watson conocerá la leyenda de Felipe II, pero debería empezar a estudiarla. Sobre todo la parte en la que habla de cómo se las ponían al rey para que cumpliera con éxito sus propósitos. En un Masters falto de favoritos, ... el zurdo hizo valer su experiencia (ganó el torneo en 2012) y su enorme pegada para ganar de nuevo sin apenas despeinarse.
Es cierto que, en los primeros hoyos, el arranque fulgurante de Jordan Spieth (que luchaba por ser el ganador más joven del torneo, a sus 20 años) puso un poco de emoción a la tarde. El joven texano pasó por el hoyo 7 con dos de ventaja sobre Watson, pero dos «bogeys» consecutivos del bisoño junto a dos «birdies» de su compatriota dieron la vuelta a la tortilla.
Pese a su juego a veces irracional, en esta ocasión Bubba estuvo acertado en los greenes y solo tuvo que esperar a que sus rivales fueran cayendo en las trampas que les tendía el National. Salió del Amen Corner con tres golpes de renta y así afrontó los últimos agujeros. La parte dura del domingo ya estaba hecha; solo restaba disfrutar del paseo y no cometer ningún error que le estropeara la consecución de su segundo «major».
Y no lo hizo. Firmó una tarjeta de tres abajo (69) y no permitió que nadie se le acercara. Para un hombre tan emocional como él, que en esta ocasión sí que estaba acompañado por su mujer y su hijo, los nervios podían ser un arma de doble filo. «Claro que estaba nervioso, de hecho le pregunté a mi caddy qué hice en los últimos hoyos porque no me acordaba muy bien -reconoció al final-. Pero no cabe duda que he sufrido menos que en 2012. Esta victoria ha sido más fácil que aquélla».
De los hombres que le perseguían, solo Jonas Blixt y Miguel Ángel Jiménez fueron capaces de jugar bajo par . El sueco, en su primer Masters, tuvo una actuación muy seria, pero le faltó un poco más de acierto en los tapetes para presionar al líder. Lo del malagueño, por su lado, es de auténtico sombrerazo. Superó un mal comienzo (acabó los hoyos de salida con dos sobre par) para terminar como un auténtico campeón. Dio todo un recital en los pares tres (hoyos 12 y 16) y pateó con acierto en el 10 y el 14 para acabar en una inesperada cuarta plaza a sus 50 años. Es su mejor resultado en este grande y el tercero de su carrera, después del subcampeonato del Open USA de 1999 y del tercer puesto del «British» de 2001. Buscaba hacer historia y convertirse en el vencedor más veterano en Magnolia Lane y ha estado cerca. Su próximo reto será convertirse en el jugador europeo de más edad de la Ryder Cup. De aquí a septiembre tiene tiempo para lograrlo.
Los españoles, correctos
De los cuatro españoles que arrancaron el torneo, Sergio García se quedó fuera del corte (suspenso). Jiménez cuajó el mejor campeonato de su vida (sobresaliente) y, los otros dos, Gonzalo Fernández Castaño y José Mari Olazábal, acabaron la semana con aprobado. Después de tres días de altibajos, el madrileño necesitaba una vuelta explosiva para acabar entre los 15 primeros y garantizarse su regreso el año próximo. Y a fe que lo intentó. Arriesgó en sus tiros y firmó cuatro «birdies», pero también sufrió seis «bogeys» que terminaron emborronando su tarjeta (+4). En el caso del vasco, pese a terminar por detrás (+6), hay que darle el mérito que tiene seguir peleando a sus 48 primaveras después de sus problemas de los últimos años.
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