ATLETISMO
Ruth Beitia: «Me retiraré cuando el sofá me resulte más tentador que ir a entrenar»
Fiel a su prestigio, la cántabra ha logrado un bronce en el Mundial de Sopot. Su próxima meta, el Europeo de Zúrich en agosto
MIGUEL ÁNGEL BARROSO
Cuando se escriba la historia del largo interregno entre la edad de oro del atletismo español y la irrupción de un relevo ilusionante, el nombre de Ruth Beitia aparecerá como un oasis en mitad del desierto. Como la apuesta más fiable. Tras los Juegos de ... Londres 2012, la atleta cántabra decidió que ya había tenido bastante, pero a los pocos meses desertó de la jubilación. «Había decidido que quería probar cosas que tenía prohibidas por los compromisos publicitarios y las becas. Me pasé dos meses practicando escalada, descenso de cañones, patinando... pero empezó a llover sin parar y se estropearon los planes. Así que volví los ojos otra vez al atletismo».
Entonces contradijo el dicho de que segundas partes no son buenas y comenzó una extraordinaria cosecha de medallas. Campeona de Europa de salto de altura tanto al aire libre como en sala, medalla de bronce en el Mundial de Moscú 2013, acaba de conquistar a sus casi 35 años un nuevo bronce en el Mundial indoor de Sopot (Polonia) —perdió el oro por un nulo en 2 metros y un fallo en 2,02, cuando un roce apenas perceptible derribó el listón—. Sigue con su entrenador de toda la vida, Ramón Torralbo. Y de momento no se ve fuera de las pistas.
—En el fútbol se ha convertido en tópico ir «partido a partido». ¿Aplica la misma filosofía desde que volvió a la competición?
—El símil vale, pero no me hable de fútbol, que acaba por invadirlo todo y casi no nos deja espacio a los demás... Es cierto que voy día a día; he descubierto que es una táctica maravillosa. Ahora, por ejemplo, he cerrado el capítulo de la pista cubierta. La semana que viene empiezo los entrenamientos con vistas al Europeo al aire libre que se disputa en agosto en Zúrich.
—Ni hablar de retirada por ahora.
—No tengo fecha de caducidad, aunque sí me gustaría dejarlo en el mejor momento, no como consecuencia de una lesión. El día que esté sentada en el sofá y ese plan me tiente más que ir a entrenar, lo dejo.
—¿Cuál es su secreto para seguir en la brecha? ¿Acaso le queda algo por demostrar?
—La ambición sigue intacta, pero la clave es disfrutar quitándome presiones. Cada día es un regalo y hay que afrontar todos los retos con la misma ilusión, ya sea un mundial o un torneo pequeño.
—Antes se mostraba más prudente sobre sus posibilidades, pero en los días previos a la cita de Sopot casi anunció que iba a volver con una medalla al cuello.
—Siempre he sido optimista. Es cierto que esta vez iba con mucha confianza. Unas semanas antes había igualado el récord femenino de títulos nacionales bajo techo al conseguir el decimotercero (todos consecutivos) con un salto de 2 metros. Las sensaciones eran, por tanto, muy buenas. En pista cubierta la competición es muy concentrada —la final es al día siguiente de la calificación— y no sabes cómo vas a tener el cuerpo. Sentía que tenía un gran salto en mis piernas. El oro (compartido por la polaca Kamila Licwinko y la rusa Maria Kuchina) se decidió por mi salto nulo después de una serie muy buena.
—¿En qué piensa cuando enfila hacia el listón?
—En nada que pueda distraerme. Solo en saltar. Aunque me ayuda mucho el estado emocional en que me encuentro.
—¿Y cuando lo supera?
—En toda la gente que me ha ayudado, en especial mi familia y mi entrenador, con el que llevo 24 años.
—Desde 2011 es secretaria primera del Parlamento de Cantabria con el PP. ¿Cómo compagina su actividad política con el deporte?
—En el Parlamanto tengo dedicación parcial, aunque en realidad la política te exige estar atenta las 24 horas del día. Lo llevo bien. El entrenamiento es una vía de escape.
—El atletismo español, después de un periodo de vacas gordas, lleva unos años cosechando resultados discretos, sosteniéndose en la tozudez de algunos veteranos. ¿Es optimista de cara al futuro?
—Hay que ser realistas y pacientes. Cuesta llegar a la madurez, yo soy un claro ejemplo de ello. Tengo fe en las promesas de nuestro deporte, como Ana Peleteiro, Kevin López, Fátima Diame, Eusebio Cáceres... Estoy convencida de que poco a poco empezarán a dar alegrías en las grandes citas.
—¿Y estos jóvenes acuden a usted, capitana de la selección española, para pedir consejo?
—A veces. Me considero una persona cercana. Pero más que lecciones, intento transmitir buen rollo.
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