Tony Martin se impone en el duelo de los bólidos

Fue hermosa la confrontación entre los tres mejores especialistas del mundo. Una contrarreloj no suele emocionar. La disputan realmente muy pocos, domina uno y el resto se resigna a la ley del ciclismo: se pierde casi todas las tardes. Pero esta crono en Florencia deparó lo mejor de lo mejor .

Durante una hora y casi diez minutos se sucedieron las alternativas. El gobierno inicial de Cancellara, que parecía lanzado hacia su quinta coronación, la estabilidad de Martin siempre fiable, y la remontada de Wiggins, que empezó pálido y acabó rutilante. Cancellara tiene por piernas dos palas de molino. Martin es el aliado del viento, siempre en posición aerodinámica, los brazos en perfecta escuadra, dos bolas de músculo en los gemelos, la cabeza abajo. Y Wiggins es como una serpiente reptando por el asfalto. Fue bonito en el país que venera el ciclismo. Dos antiguos equipos ciclistas ( Mapei y Generali -Vitalicio-) poblaban de publicidad la carretera.

Ganó Martin desde la mitad de la prueba, cuando los pulmones de Cancellara se quemaron y Wiggins no encontró tiempo para pisar el acelerador. De esta forma el germano (que también ha ganado la contrarreloj por equipos del Mundial con el Omega) se desquita del "trombo de Cáceres" , la etapa de la última Vuelta a España que perdió a veinte metros de la meta por un arreón de Cancellara después de haber sostenido en sus piernas una escapada en solitario de 175 kilómetros.