una mirada académica

Pulp

El Diccionario del Español Actual define este vocablo como literatura de consumo popular y masivo. Quentin Tarantino lo rescató para el cine

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Fotograma del filme 'Reservoir Dogs', de Tarantino

Clara Sánchez

Cuando era niña en el quiosco de la esquina solía coincidir con el vecino del segundo. Él cambiaba novelas del oeste desenfrenadamente y yo tebeos también desenfrenadamente. Éramos consumidores feroces, solo nos importaba si lo habíamos leído o no, y a veces cruzábamos una ... amarga mirada por la desidia del quiosquero que nos dejaba prácticamente sin recambios. Mis tebeos estaban tan manoseados que no era raro tener que despegar dos páginas unidas por algo verdoso.

Las novelitas del vecino, un señor de unos cuarenta años, eran pequeñas, delgadas, de hojas amarillentas, con coloreados vaqueros a caballo o empuñando un rifle. De las paredes colgaban también novelas de terror, ciencia-ficción, policiacas, románticas, todas sin ninguna pinta de libro de librería. Reinaba la familiaridad de lo no serio, de la diversión pura a un duro.

Y a veces tras nombres ficticios como Silver Kane se escondían prestigiosos escritores comoFrancisco González Ledesma. Lo mismo pasaba en Estados Unidos en que uno de los grandes de la novela negra, Dashiell Hammett, fortaleció el género en la revista pulp ‘Black Mask’.

Los años 20 y 30 iniciaron esta tendencia de publicaciones baratas que ha entronizado la palabra 'Pulp', derivada de la pulpa de la madera, que permitía un papel tosco y de bajo precio, gracias al cual hemos disfrutado de la alegría intrascendente de leer por leer.

Nadie como Michael Mansen podría haber cortado una oreja en el delirante garaje de 'Reservoir Dogs'

Este vocablo está en vías de actualizarse en el Diccionario de la Lengua Española (DLE), aunque ya puede consultarse en el Diccionario del Español Actual (DEA) que lo define como literatura de consumo popular y masivo. Y que en los noventa el ojo de águila del revolucionario Quentin Tarantino rescató para el cine y deleite de todos nosotros. Un paseo el de este cineasta por los bajos fondos de la imaginación, que nos dejó boquiabiertos con la película 'Reservoir Dogs' (1992) y más tarde con 'Pulp Fiction', título que ya declara abiertamente dónde bebía su portentosa originalidad.

Después llegaron más obras maestras en las que era habitual ver a Michael Madsen, un actor secundario con tanta fuerza y carisma que se le podría llamar secundario-protagonista. Buena planta y un algo entre candoroso y temible en la mirada. Nadie podría haber cortado una oreja como él en el delirante garaje de 'Reservoir Dogs'. Nadie podría haber sido tan cruel e indolente y al mismo tiempo tan sexy, llenaba el espacio de una manera que no podías dejar de mirarle.

Estábamos acostumbrados a ver toda clase de violencia en el cine, pero en las manos de Madsen se convertía en una violencia nueva, que la elevaba a poética del sinsentido, mientras una se preguntaba qué había detrás de esa frente fruncida: ¿perplejidad, estupor, la luz cegadora del mundo? Me encanta Madsen y creo que 'Pulp Fiction' perdió algo sin la oscura inocencia de su presencia.

Pertenece a una galería de actores sin los cuales algunas películas adolecerían de un gran vacío, porque Humphrey Bogart necesitaba al turbio Peter Lorre tanto en 'Casablanca' como en 'El Halcón Maltés'. Por no hablar del delgaducho Steve Buscemi, capaz de hacerte creer cualquier cosa salida de una mente enfermiza o de un Daniel Defoe. Michael Madsen ha muerto, y yo le debo algo.

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