Boa Mistura: «De nuestros proyectos, es más lo que nos llevamos que lo que dejamos»

En medio de pinturas, bocetos, aerosoles y pinceles, nos recibe Boa Mistura, el grupo de creadores que cambió el grafiti en el arte urbano en la capital española. «Recuerdo que desde chavales pintábamos. El camino del grafiti nos unió para hacer amistad y convertirnos ahora en artistas urbanos», menciona Pablo Ferreiro, diseñador gráfico de profesión e integrante de Boa Mistura.

Este grupo nació a finales de 2001 en Madrid, teniendo ahora un recorrido de más de 20 años en donde su pilar fundamental es trabajar en las calles y hacer de estas vida en la cotidianidad de las personas. Como comenta el colectivo, ellos se conocieron haciendo grafitis por sus barrios: les unía una pasión que luego se convirtió en un proyecto en común. Quienes conforman esta pandilla son Javier Serrano, Juan Jaume, Pablo Ferreiro y Pablo Purón, que aunque tienen carreras profesionales diferentes que van desde el diseño, las bellas artes, la publicidad e incluso la arquitectura, vieron que todas esas cuestiones se complementaban sin problema. De ahí se decidieron llamar Boa Mistura, que en portugués significa “buena mezcla”.

No es hasta 2010 que deciden abrir su estudio, convirtiéndose en una empresa de arte urbano ahora en la nómina de la galería Ponce+Robles, en donde empiezan a desarrollar proyectos institucionales con entidades y fundaciones que van cambiando un proceso artístico antes considerado como 'marginal'.

Dentro de su línea discursiva siempre se han planteado realizar proyectos interesantes para ellos mismos y «que tengan un vínculo con la comunidad que va a recibir la propuesta». Ven necesaria la idea de que el ciudadano tenga una participación activa en la ejecución del proyecto. Los artistas comentan que «tener encuentros y escuchar a la comunidad es muy importante. Por eso les preguntamos qué quieren y qué no quieren que realicemos en su espacio con el fin de encontrar pistas que nos den pie a la inspiración».

De ahí viene la raíz de hacer arte en las calles con frases y palabras que infunden un intercambio entre el colectivo y el espacio público al que pertenecemos todos. Así, logran fortalecer los lazos y la unión entre las personas «con el objetivo –expresan— de cuidar el lugar de convivencia». Boa Mistura espera dejar huella con cada uno de sus trazos, los que les han llevado desde Europa a Asia y Latinoamérica.

«Siempre pensamos que de nuestros proyectos es más lo que nos llevamos que lo que dejamos, se producen muchas relaciones culturales, eso es enriquecedor para nosotros. Además, lo que intentamos es recuperar esos espacios urbanos que hacen que las comunidades crezcan. Por ejemplo, la paleta de color nos escoge a nosotros, es la reacción que nos muestra el lugar, y nos dejamos guiar», explican.

Sin embargo, siempre hay un tema que va a causar incertidumbre en el mundo del arte y son estas constantes preguntas: ¿Cómo se vive de él?¿Qué les mantiene impulsados como artistas?¿Es rentable? Y es que para todas las interrogantes siempre habrá una misma respuesta: «Nuestra profesión es muy inestable. La cultura en España es muy difícil y vivir de ella es complicado. Por eso nunca hemos hecho planes a largo plazo, vamos paso a paso disfrutando el proceso, siendo objetivos y buscando motivaciones», afirman.

En medio de la carencia de ideas y los momentos de incertidumbre, los autores mencionan que hay algo mucho peor que todo eso, y es el ego artístico. Ellos han aprendido con el tiempo, y con el apoyo de todos, a despojarse al cien por ciento del mismo: «En 2011 estábamos en Sudáfrica. Fue el primer momento en el que nos pidieron hablar con los vecinos, tener en cuenta sus intereses. Así se generó una dinámica de colectividad. Ese tipo de cosas diluye el ego, purifica y nos cambió la vida por completo».

El arte de Boa Mistura se da en las calles, pero en el momento del confinamiento tuvieron que reinventarse y adaptarse a los cambios. Ahora se abren a proyectos internos en colaboración con su galería (preparan para ARCO un proyecto en el metaverso) para desarrollar diferentes obras a las que llaman ‘armonías’, pues piensan que a cuantas más personas impacten, darán pie a más propuestas que conecten con el mundo exterior. «Nos gusta la galería y lo que podemos hacer en ella, pero aun así escogemos la calle porque nos da vida. Es bonito ver que las ciudades están vivas, que cambian y que son impredecibles».

Mientras existan ciudades que quieren ver cambio, personas que crean en la comunidad y todas las herramientas necesarias de la innovación, Boa Mistura seguirá marcando su historia con sus creaciones bajo los conceptos de color, tipografía y geometría. «Garantizamos la máxima calidad y duración de las obras, pero las ciudades son organismos mutantes, por lo que a los lugares llegan otros artistas que se acoplan a nuestros diseños y realizan un nuevo concepto. Eso es trabajar en comunidad, es el proceso natural. Las calles son de todos y eso lo hace más especial», concluye el colectivo de artistas madrileños.