CRÍTICA DE:
'Kim', de Rudyard Kipling: la primera novela de espionaje
NArrativa
Esta nueva traducción del clásico del autor británico renueva su eternidad y lo devuelve al lector con el brillo del presente
Otras críticas del autor
Rudyard Kipling, la quintaesencia de lo británico
Cada vez valoro más que se opte por traducciones nuevas a la hora de ofrecer al lector los grandes libros de la literatura universal. Eternos como son por su condición de clásicos, necesitan que la porción de eternidad que les corresponde se presente siempre aseada, ... puesta al día, resplandeciente, con el valor añadido que confiere enfrentarse de nuevo a la obra maestra para despojarla de los parásitos con que el tiempo ha poblado, de modo inevitable, las viejas traducciones.
La lengua está en continua ebullición. No es lo mismo reproducir una versión de hace ochenta o cien años de un gran libro que encargar a un buen profesional una nueva traducción de ese mismo libro. Se reafirma, así, el valor de un clásico por el procedimiento de integrarlo en un sistema lingüístico continuamente remozado que subraye la plena contemporaneidad de lo imperecedero.
NOVELA
'Kim'
- Autor Rudyard Kipling
- Editorial Reino de Cordelia
- Año 2025
- Páginas 392
- Precio 32,95 euros
Es el caso, por ejemplo, de esta nueva traducción de 'Kim' (1901), una de las incontestadas obras maestras de Rudyard Kipling (1865-1936), a cargo de esa infatigable traductora del inglés que responde al nombre de Susana Carral y que ha trasladado a nuestra lengua, dentro del sello editorial Reino de Cordelia, miles de páginas de la mejor literatura anglosajona. La impecable labor de Carral se complementa y enriquece con una serie de estupendas ilustraciones a cargo de José María Gallego, un habitual de Cordelia cuya comparecencia en la cubierta de todos y cada uno de los libros por él ilustrados constituye una garantía de interés de disfrute y de calidad.
El ropaje que envuelve este nuevo 'Kim' invita a leerlo con la felicidad que produce asomarse al trabajo bien hecho tanto en el campo de la traducción como en el de la ilustración, sin que falte a la cita bibliográfica un magnífico prefacio, firmado por Susana Carral y Jesús Egido con el título de «Una novela de espías como homenaje al Quijote», que figura entre las páginas 11 y 20 del volumen.
Recorriendo sus páginas, recorre uno también la geografía mental del Indostán
Kim es la abreviatura de Kimball O'Hara, un muchacho de Lahore (lugar perteneciente hoy a Pakistán). Huérfano de un suboficial irlandés del ejército británico destacado en la India, malvive pidiendo limosna en su ciudad cuando es reclutado por el traficante de caballos y espía Mahbub Alí (Errol Flynn en la película de 1950) para formar parte del Gran Juego, una misteriosa red de inteligencia que parece surgida, premonitoriamente, de las páginas de una novela de espías del mismísimo John le Carré.
Acompañado de un viejo lama que emprende viaje de peregrinación a Benarés y al que sirve de lazarillo, se encarga de llevar a través de la India la noticia de una inminente rebelión en el Norte espoleada por el imperio ruso, siempre al acecho de una salida al Índico, mediante un polvorín perpetuo en Afganistán.
Por más que Kipling fuera, en obra como en vida, una quintaesencia de lo británico, su India natal está presente de manera constante en su narrativa, y en 'Kim' muy especialmente. Recorriendo sus páginas, recorre uno también la geografía mental del Indostán, desde los aspectos más costumbristas, trufados a la vez de ironía y respeto por parte de su glosador, hasta la más profunda espiritualidad, representada por ese lama quijotesco y sabiamente sentencioso que tiñe de idealismo un paisaje tan realista como el habitual en toda novela de espías que se precie de serlo.
Y luego está ese otro personaje inolvidable, Mahbub Alí, desprovisto de escrúpulos, que nos encandila con el fulgor que emiten los héroes que ejercen de antihéroes cuando la ocasión lo prescribe y que figura entre las creaciones más seductoras del universo literario forjado por Kipling, flamante premio Nobel de literatura en 1907, cuando tan solo contaba con cuarenta y un años de edad, siendo el más joven hasta el día de hoy en obtener tan importante galardón.