Imagen fija en el MNAC de un cambiante Pere Formiguera

Los relatos de estas pérdidas han llenado páginas en la Historia reciente, con la desaparición de conjuntos completos de instituciones reconocidas o de autorías concretas, ocasionando la invisibilidad de carreras que no se podrán investigar en un futuro.

Desde el MNAC nos ofrecen una muestra que es el ejemplo de cómo estas cosas pueden hacerse bien, gracias a la donación de los fondos de Pere Formiguera (1945-2013), disponibles en el museo barcelonés para su estudio y, hasta abril, parcialmente expuestos. Una interesante exhibición que pone en valor el legado, la obra y la filosofía de una autor reciente y moderno. Preservar su recuerdo y su labor es el objetivo final de una donación que tuvo lugar en 2016, facilitando el estudio de una trayectoria que fue más allá de lo fotográfico pero que ayuda al MNAC a afianzarse como centro de referencia en la investigación y creación en esta técnica.

La cita se encuentra acertadamente situada en la sala 64 del recorrido del museo, en su sección de Arte Moderno. Una forma de integrarlo en el relato del MNAC que se agradece y permite una visita renovada al mismo. Bajo el título 'Donación Pere Formiguera. La pulsión creativa', la exposición supone una primera acción para reconocer la figura de este autor a través de una selección de nueve series de imágenes y documentación varia como publicaciones y material de archivo seleccionados por Roser Cambray que subrayan las constantes de su trayectoria: La identidad, el cuerpo, el juego y la experimentación fueron algunos de los temas centrales de su trabajo y de esta primera aproximación expositiva, que va acompañada del inventariado, digitalización y puesta en valor de las más de 4.000 imágenes que componen el fondo total donado por la familia, que se completa con su biblioteca y archivo documental.

Un recorrido que busca contextualizar la fotografía creativa a través de la figura del Formiguera autor, pero también historiador, ensayista, comisario y escritor. Una figura poliédrica e inquieta del panorama fotográfico catalán que dialogó con el arte y la poesía de manera constante y fluida. Una foto libre y experimental, cultivada desde los años 70.

Llama la atención la visión de un autor que crea dípticos y correlaciones entre instantáneas con cuidada pericia para llevar la imagen al extremo, exponiéndola de una manera intencionada llena de lecturas. Su conexión con la imagen en movimiento y la secuenciación (juegos de imágenes como 'Sis pisos' o 'Quatre gossos ensumant un cotxe') nos trasladan a una visión más amplia de lo creado.

El 'collage' y la intervención de la foto suponen en sus imágenes un campo de investigación propio: de la plasticidad de la luz como precursor de lo que será el 'lightpainting' al juego visual de reflejos y sombras, de nitidez y niebla, desde un blanco y negro rotundo y sobrio de formas fantasmagóricas en 'Pixies'. Un surrealismo intimista fruto del movimiento intencionado de la cámara.

Las polaroids son en sí otro gran campo de experimentación para Formiguera, con la complejidad técnica y de conservación que conllevan. Especialmente interesantes son los autorretratos con esta técnica. Una ilusión de doble exposición a través del reflejo en un cristal en una obra titulada 'Tetris' muestra al autor con la cámara en la mano en colores velados, justo al lado de un 'Autorretrato' de 1977 en polaroid, manipulado, tan interesante como bello plásticamente.

Las series 'Escenaris de la Guerra' o 'Vía Dolorosa' nos conducen a un Formiguera que sabe extraer de la estética del terror lo mejor de sí. Dos conjntos tan expresivos por el uso de la figura humana y la arquitectura que traspasan el momento. Una reflexión sobre el dolor y la muerte completamente universal y atemporal desde fotografías coloreadas que crean atmósferas opresivas y propias.

Su reconocida serie 'Cronos' culmina el recorrido. Su proyecto más personal es tan solo la punta del iceberg de su producción, teniendo en cuenta que Formiguera es más que eso. Y más que la dedicación y constancia experimental que supuso dedicarse a fotografiar a una treintena de personas de su entorno una vez al año durante una década supuso una vuelta más desde la secuenciación y cierto juego de acumulación a una reflexión sobre el paso del tiempo a través de las pequeñas y grandes 'mutaciones' que marcan la evolución física y anímica de las personas.

Pere Formiguera

'La pulsión creativa'. MNAC. Barcelona. Parque de Montjuïc, s/n. Comisaria: Roser Cambray. Hasta el 21 de abril. Cuatro estrellas.

También tienen cabida en la muestra sus 'Diàlegs amb la pintura', en las que el color invade la imagen con rápidas acuarelas sobre papel impreso mostrando una vez más sus conexiones con las grandes figuras del arte. Desde Picasso a Cézane o Renoir, cuestiona la originalidad, desmitificando el aura de la obra de arte creando algo nuevo desde la recreación. Un experimento más de Formiguera, del que queda mucho aún por descubrir.