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ABC Cultural

LA DOLCE VITA

Edward Slingerland, camino de la ebriedad

El pensador norteamericano estudia en 'Borrachos', desde distintas perspectivas, la secular relación de la Humanidad con el alcohol

'Los borrachos, o El triunfo de Baco' (1628-1629), de Velázquez
Fernando R. Lafuente

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Comienza el interrogatorio. El recién llegado Komandantur nazi a una ciudad marroquí en plena Segunda Guerra Mundial, le pregunta: «¿Nacionalidad?» Y él, sin pestañear responde: «Borracho». El nazi no sonríe, ni asiente, frunce el tétrico ceño. El interrogatorio continúa. Qué belleza la de tener tan ... singular nacionalidad, ahora (y entonces, la acción transcurre en Casablanca, a principios de los años cuarenta del pasado siglo) que las naciones se convierten en nacionalistas. Qué mejor patria que el vino, qué mejor destino sino el del camino a la ebriedad. Como otros buscaron el camino de perfección. Para el filósofo William James, ilustre hermano de Henry. «La sobriedad disminuye, discrimina y dice no; la embriaguez expansiona, integra y dice sí. Es de hecho la gran estimuladora de la función del Sí en el hombre».

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