Cuento de cuentos

Los dos sentidos encajan bien en una frase, voluntariamente ambigua, que ahora usan, no unos rústicos ignorantes, sino unos políticos interesados: 'nación de naciones'. Su estructura es curiosa: repite la misma palabra en singular y en plural, unidas por la preposición 'de'.

¿Qué significa esto? Puede indicar ponderación: interpretamos 'cantar de los cantares' o 'amor de los amores' como el mejor de los posibles, dentro de su género.

Cuando se pretende que España sea una 'nación de naciones', ¿se quiere decir que es la mejor nación del mundo? Evidentemente, no. Se sugiere que no es nación única, sino compuesta, y que cada una de sus partes iguala a la común, la que a todas contiene. Desde el punto de vista de la lógica y la gramática, un puro disparate. Recordemos aquellos lejanos tiempos en que el socialista Patxi López le preguntaba a Pedro Sánchez si sabía lo que era una nación. (Hoy, Patxi es el portavoz oficial de Pedro).

Está clarísimo: 'nación de naciones' encubre la voluntad de que unos territorios se independicen de la patria común; pero no del todo, sino conservando ciertas ventajas (económicas, obviamente). Cabría pensar que alude a un estado federal, pero es todo lo contrario: lo que más teme un independentista español es un estado federal, porque eso implica que cada uno se haga responsable de su parte, sin endosarle los gastos a los demás.

'Nación de naciones': trampa de trampas, camelo de camelos, engaño de engaños. Quevedo añadiría: «de pe a pa, erre que erre, sin más ni más, cuento de cuentos».