ARTE
Transfotografía en Wolfgang Tillmans
Pese a la pluralidad de temas, lo que ha propuesto siempre Wolfgang Tillmans es una exploración del mundo a través de la imagen. La Fundación Beyeler lo atestigua con una retrospectiva
JOSÉ JIMÉNEZ
Coincidiendo con el final (15 de junio) de su última exposición en la Tate de Londres, la Fundación Beyeler presenta en Basilea una extensa muestra retrospectiva de la obra de Wolfgang Tillmans (Remscheid, Alemania, 1968). Una de las figuras de mayor interés ... y proyección en la escena artística actual, por motivos que saltan a la vista recorriendo esta magnífica -excelente- exposición, cuyo planteamiento y criterios de montaje parten del propio Tillmans.
El soporte fundamental de su trabajo es la fotografía, pero entendiendo su uso de forma transcendida, abierta. Además de la cámara y las impresiones fotográficas, Tillmans utiliza fotocopias e interviene las imágenes a través de filtros y procedimientos de impresión, con lo que alcanza efectos de irradiación y de superposición de luces y colores con diversas gradaciones. Por todo ello, pienso que la denominación que mejor encuadra sus obras sería la de «transfotografía».
De hecho, ya antes de comenzar a utilizar la cámara fotográfica a comienzos de los noventa, Tillmans desarrolló en 1986 la serie «Xerox» (presente en la exposición), en la que con una fotocopiadora láser de blanco y negro podía ampliar las imágenes en un 400 por ciento, así como producir una reducción de las mismas en diversos tonos de gris.
Compromiso social
Un rasgo decisivo en Tillmans, ya desde su juventud, es su activismo social. En 1987, rechaza el servicio militar desempeñando, en cambio, un servicio civil en la Cruz Roja y una organización caritativa. Sus primeras exposiciones individuales tienen lugar en 1993. En 1995, en Nueva York, encuentra a quien sería su compañero: el artista Jochen Klein , quien moriría a causa del sida en 1997.
Retrospectivamente, en una charla en la Fundación Serralves, en 2015, Tillmans decía: «He estado con frecuencia interesado en la idea de la actividad libre, lo que no sólo quiere decir que esté libre de límites, sino que sea verdaderamente gratis. Lo que he observado a lo largo de los últimos veinte años es que cada vez hay menos espacio público y espacio libre donde la gente pueda divertirse o interactuar sin consumir, sin pagar, sin estar bajo control de alguna restricción comercial». Y no sólo contra el hiper-consumismo: particularmente intenso fue también su activismo «anti-Brexit» en 2016.
La brillantez y perfección técnica de las imágenes de Tillmans van en todo momento unidas a la profundidad estética y moral que estas transmiten. De niño, quería ser astrónomo. Y ya a los 14 años, en un viaje de intercambio en Inglaterra, descubrió la música tecno y los ambientes de una juventud que se interrogaba a sí misma a través del ritmo y la acción. Ahí está la raíz: en lugar de mirar sólo hacia los astros, Tillmans ajustó su telescopio hacia arriba y hacia abajo, aquí dentro. Y eso es lo que vemos: a un explorador de nuestro tiempo, del mundo de hoy, tanto natural como social, a través del registro de la imagen.
Un recorrido abierto
Con unas 200 obras impresas y tres proyecciones, distribuidas en doce espacios de la Beyeler, nos movemos en esa exploración a través de la imagen. Las imágenes fluyen en un recorrido abierto , tanto desde un punto de vista temático como por su formato: de grandes dimensiones al tamaño de la postal. Enmarcadas con un borde ligero de color blanco, sujetas con pinzas, o pegadas a la pared con un adhesivo. Y es esa continuidad abierta lo que más favorece la identificación de cada una de ellas, su registro propio.
Lo que vemos: el mundo de hoy, de la naturaleza a la tecnología. El cielo abierto, los eclipses. Los pliegues no figurativos del papel. Los árboles y plantas, que ascienden y descienden. El árbol, el jardín, que a través de la ventana abierta se introduce en el interior, en la casa. Las flores, que nos hablan y parecen acariciarse entre sí.
Y claro, los seres humanos: en su intimidad y en su abierta pluralidad de comportamientos. Las miradas, las sonrisas, los cuerpos. Las identidades de género como algo abierto, en despliegue: transgénero somos todos. El compromiso moral y político, contra toda forma de violencia destructiva: neonazismo, racismo, terrorismo. La llamada a la acogida de los emigrantes, de los refugiados. Lo decisivo es que muchas de esas imágenes que creemos ver y conocer en la vida corriente, en realidad se nos escapan. Miramos, pero no vemos. Y esto es lo que genera Tillmans: una actitud de rescate, de recuperación. Más allá de la instantaneidad del clic, él nos lleva a la permanencia de la imagen. Conduce nuestra mirada hasta que llegamos a ver. Transfotografía.
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