LIBROS
Torres-Dulce y John Ford cabalgan juntos
Ni un solo aspecto de la compleja arquitectura del clásico del wéstern «El hombre que mató a Liberty Valance» queda sin analizar en este espléndido trabajo
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Iniciar sesiónCuando el cine ya es mayor de edad, más de 125 años en las pantallas, los clásicos se asemejan a los literarios. Y la crítica llega a la edad adulta. De Homero a Ford. No ha sido fácil. Del mero comentario del argumento, de la ... sucinta descripción de las interpretaciones, a la deconstrucción de tramas y guiones, de símbolos y emblemas. El cine es arte y es industria, pero esto es obvio, porque arte e industria lo es la plástica, la literatura, la dramaturgia...
El cine lo tenía más difícil, demasiados agentes intervenían en la obra y, además, pronto se convertiría en una obra artística -los que lo consiguieran- de proyección e impacto popular. Millones de espectadores en millones de salas. John Ford fue uno de ellos. Llegaba a todos: a la sofisticación intelectual y a la emoción primaria, al símbolo y a la metáfora, sin perder un ápice el sentimiento.
Para el autor, los ejes de la narración son: ley, orden, violencia, oeste, amor y sacrificio
El asesinato de Liberty Valance , de Eduardo Torres-Dulce, es un ejercicio prodigioso de interpretación cinematográfica que supera el hasta ahora limitado campo del habitual comentario de una película. Es un modelo, una vivisección extraordinaria de aspectos, motivos, personajes, intenciones y realización del memorable filme de John Ford El hombre que mató a Liberty Valance (1962).
Complejidad
Pocos análisis literarios actuales llegan a la capacidad y hondura a los que presenta Torres-Dulce en las páginas de este prodigioso libro. Solo repasar el índice advierte del viaje al que se invita al lector desde los múltiples vértices y aristas que permite la película. Hay libros de crítica literaria que no solo ennoblecen al sujeto de estudio, sino que lo alzan a una categoría muy superior. Este es el presente caso.
Ni un solo aspecto de la compleja arquitectura de la película queda sin contemplar: el tren, la diligencia, un ataúd, una flor de cactus, un libro de leyes, un látigo de plata , un bistec, una página de un periódico, una colt, un Winchester, una botella de whisky y unos espacios: una cocina, un comedor, un periódico, un porche, una rancho incendiado, una sala de reunión política, una calle mayor.
Ford conjuga, en la minuciosa y brillante interpretación de Torres-Dulce, la Historia de EE.UU., el cambio que se produce en el Oeste, de la ley de la colt (y del «soy de donde cuelgo mi sombrero») a la ley escrita; del profundo amor en la frontera (el de Doniphon por Hallie, el de Stoddard por Hallie, el de Hallie por los dos) a la presencia de los muertos en el destino de los vivos (la sombra de Doniphon es el argumento esencial) y de la renuncia de los principios de todos: de Hallie que renuncia a Tom por Stoddard; de Doniphon que renuncia a aplicar al ley del Oeste asesinando a Liberty de mala manera; de Stoddard al convertirse en el hombre que mató a Liberty y, por lo tanto, arruinando su fe en la ley antes que en las pistolas; de la leyenda que se escribe cuando supera a la realidad y de la libertad de prensa; del combate entre los grandes propietarios ganaderos y los ciudadanos mondos y lirondos; de la educación como herramienta libertadora y de la igualdad ante la ley federal.
La política es esencial en el relato , como señala el autor del libro, pues define la vida de los protagonistas. Todo ello condensado en apenas dos horas de iluminado metraje. Torres-Dulce hace más grande a Ford. Encumbra sus complejidades, «la sencillez sutil» de sus imágenes y la historia que relata.
Ejes vertebrales
Todos iban a conquistar el Oeste tras el alegato del periodista Horace Greele en busca de «fama, fortuna y aventura». «Go West, young man». Y allí se dirige e l joven novato e ilusionado abogado Rasom Stoddard, y allí le esperan personajes como Hallie y Dunton Peabody, el editor del Shinbone Star: «Un tipo que se ha bebido la vida sin tasa, pero que jamás ha perdido el norte de su libertad y su dignidad». Peabody incita a Stoddard a civilizar, modernizar el Oeste.
Este volumen es un ejercicio prodigioso de interpretación cinematográfica del memorable filme
Para Torres-Dulce los ejes vertebrales de la narración son claros: ley, orden, violencia, oeste, amor, sacrificio. La ley que alienta Stoddard; la violencia que encarna Liberty; el Oeste como el territorio de frontera; el amor cruzado entre los protagonistas y el sacrificio de los tres. Porque los tres pierden algo, y uno de ellos, Doniphon, todo.
Una tragedia personal en medio de una historia nacional. Shakespeare en la mitad del siglo XX. Torres-Dulce estudia el expresionismo estilístico de Ford en escenas que resultan definitivas para ese naturalismo expresivo quintaesencia de la cinematografía fordiana. En el volumen, ilustrado con relevantes fotogramas , se incorpora con excelente criterio como guía al lector el relato original en el que se basó el guion de la película, escrito por la estupenda Dorothy M. Johnson. Y queda la flor de cactus, el emblema, el misterio y la conclusión de una película hoy clásica, más aún después del gran esfuerzo crítico, sobradamente logrado, de Eduardo Torres-Dulce Lifante. Ejemplar e inolvidable.
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