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«Roedores», los hijos que no llegan

La ilustradora Paula Bonet ha sufrido dos abortos espontáneos. Y del dolor nace esta reflexión. Comparte su pérdida en este diario

La escritora y pintora Paula Bonet

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Lo mejor que he leído sobre el aborto, ese tema del que nadie parece querer hablar, lo escribió la autora Leslie Jamison en «The empathy exams», que aquí se tradujo con un nombre poco acertado: «El anzuelo del diablo». No fue Oriana Fallaci ... en «Carta a un niño que nunca nació» la que me sacudió sino la propia Jamison con aquella descripción aséptica pero increíblemente lúcida que hacía sobre la interrupción del embarazo y la empatía: ese deseo de que los demás entiendan el dolor . Desgraciadamente, el dolor no es siempre reconocible, en ocasiones se encuentra alejado diametralmente de la dimensión del sufrimiento físico: no hay convulsiones ni espumarajos por la boca. Una anhelaría sentir un dolor tan visible que nadie pudiera no darse cuenta, pero el dolor anida en una dimensión misteriosa e insondable.

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