LA DOLCE VITA
Rebecca West y su fascinante saga de los Aubrey
Se publica la tercera parte de la trilogía de Rebecca West, escritora de prosa exquisita y de magníficos personajes, que no por muy ‘british’, nos son ajenos
Fernando R. Lafuente
Los Aubrey, como los Cazalet ( Elizabeth Jane Howard ) , o los Marchmanind ( Evelyn Waugh ) o los Forsyte (John Galworthy), es una de esas familias literarias inglesas que atrapan al lector y le llevan a lo más íntimo de los personajes, mientras la ... vida transcurre sin que apenas suceda nada de excepción. Los Aubrey es una trilogía escrita por la gran escritora y periodista, Rebecca West (Londres, 1892-1983). Tomó el nombre de la protagonista de ‘El legado de los Rosmer’, de Ibsen , y comenzó una carrera excepcional. Además de la saga de los Aubrey, su firma era habitual en ‘The New Yorker’, y otros medios. Cubrió los juicios de Nüremberg, el apartheid sudafricano o los conflictos en el Libano, y escribió ensayos tan deslumbrantes como ‘Un reguero de pólvora’ (Reino de Redonda).
Ahora, Seix Barral publica la tercera entrega de la familia Aubrey, ‘La prima Rosamund’, y con ella culmina ese viaje entrañable a través de décadas, aquí llega al estallido de la Gran Depresión de finales de los felices veinte del siglo pasado. La prosa de West es exquisita, dúctil, sofisticada y directa (es compatible). Es una formidable descripción de unos personajes que viven las industrias y andanzas de una existencia plagada de excentricidades, muy británicas por cierto, pero tan cercanas a cualquiera de cualquier latitud: matrimonios imprevistos, muertes traumáticas, sombras como fantasmas que acechan en la soledad, viajes a un lado y otro del Atlántico, fiestas tan condenadamente inglesas que deslumbran y divierten, pesares que nadie puede solventar salvo uno mismo, fogosos atardeceres en la campiña o a orillas del Tamésis.
Feminista
West escribe novelas de personajes, ajusta los perfiles con la precisión de un relojero suizo, emociona en el ir y venir de Mary y Rose, dos de las hijas de la familia , ahora famosas y admiradas pianistas, del benefactor familiar, un personaje fuera de lo común, Marpurgo; de Oliver, compositor, intérprete y protector de futuras celebridades (qué maravilla la aparición del protegido Jasperl); de Anis Jenkinson, alguien que nos deslumbra y entristece a la vez y, sobre todo, del pub de tío Len, el Dog and Duck, un lugar para quedarse allí, fuera del tiempo, junto a tía Lilly y tía Milly, al fondo, la querida y enigmática Rosamund. West fue profundamente feminista -cuando no era fácil serlo-, pero, siempre independiente de consignas y ocurrencias . Novela, sí, de personajes, con sus inseguridades, sus destinos fijados por el azar y su firme voluntad de apegarse a vivir con pasión e intensidad cada momento como si fuera el primero, siempre lo es, y el último.
James Joyce Pub
Entre la Puerta de Alcalá y la plaza de Cibeles está James Joyce Pub, donde estuvo el mítico Café Lyon. Ir allí para celebrar los cien años de ‘Ulises’, con unas pintas, maravillosamente bien tiradas y lo de siempre los Fish and Chips, los Sunday Roast (pollo o ternera), las verduras o las salchichas caseras, además del pastel del pastor. Un festín a la antigua, en días de insoportable calor.
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