SERIES
¿Qué podemos esperar de «Patria»?
La serie basada en la exitosa novela de Fernando Aramburu se estrena en HBO marcada por su polémica campaña promocional. Nuestros críticos analizan sus virtudes y sus aspectos cuestionables
ABC Cultural
1
Receta casi mágica contra el olvido
Por FEDERICO MARÍN BELLÓN
Cobarde es el adjetivo más repetido en esta miniserie valiente, adaptación certera de una novela que dio en el clavo y atinó en el punto exacto que los lectores estaban dispuestos a aceptar. Patria muestra de forma constructiva que fuimos una sociedad temerosa e insolidaria con las víctimas, a las que abraza de forma inequívoca. La novela encontró el camino, que llegó a un número sorprendentemente alto de lectores, y la serie de HBO llevará aún más lejos y a más lugares la palabra de Fernando Aramburu.
No será la primera vez que los lectores se acerquen a la pantalla con una mezcla de miedo y emoción . El ejercicio suele ser decepcionante, por razones obvias, que me han llevado a preferir el orden antinatural de ver la película antes de leer el libro, para disfrutar así de ambos.
Esta es una de las raras veces en que el lector -y el escritor- no sufre cuando se viste de público. Aitor Gabilondo da a sus imágenes la respiración necesaria. No simplifica ni se pliega a la audiencia, a la que tampoco aburre. Supera la presión de enfrentarse a un reto descomunal, que será juzgado por mil ojos y escrutado al milímetro. Incluso aporta al libro, con ayuda de sus increíbles actrices , tonalidades que el cerebro lector no es capaz de desplegar por sí mismo.
Inmensa Irureta
El buen cine y la buena televisión no discuten la supremacía de la palabra escrita, pero saben arroparla con la música, la fotografía, la dirección artística, la actuación increíble del reparto . Lo de Elena Irureta es para pedirle matrimonio. Aviva el texto con un sentido del humor soterrado y eficacísimo, sobre todo en sus diálogos con el marido muerto. «Te conozco como si vivieras», le suelta al Txato en una de las ráfagas del talento sumado de Aramburu, Gabilondo e Irureta. ¡Y cómo se mueve de vieja! Es mejor esconderle el maquillaje a Scorsese , no vaya a despedir a alguien.
Patria es mucho más que un monumento contra la muerte y el dolor o un frío recuento de víctimas. Su lucha contra el olvido, digna de aprovecharse en las escuelas, insiste en la extorsión que sufrían algunas, agravada por una insolidaridad de hormigón. En las páginas de esta miniserie no solo aparecen víctimas y verdugos, policías y asesinos. También hay tiempo para describir la cobardía cómplice de «un país de callados» . Señala a los amigos que dan la espalda y lo hace, esto es aún más difícil, sin que el momento sea insoportable. Porque en el fondo, lo que hay es una mirada limpia, conciliadora, un afán de perdonar, aunque no de pasar por alto, errores terribles y actitudes miserables.
Importancia capital tiene también la otra madre, la que sufre la «fiebre borroka» y se niega a ver el daño que hace su vástago. En un falso punto de inflexión, aún se pregunta qué han hecho mal, por qué les ha salido... «una hija tan torcida». Ane Gabarain está espléndida , capaz de culpar incluso a San Ignacio de Loyola antes que descubrir la autocrítica.
El tono se mantiene en ocho capítulos impecables , que culminan en un final emocionante y contenido, medido con precisión, amor y conocimiento, con responsabilidad y talento.
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