ARTE
El nuevo tono de la melancolía de Rafael Grassi
En su muestra en la Galería Nieves Fernández, el pintor compone ídolos, representa formas que alegorizan flores, evoca el viento y trenza una suerte de poética de la finitud
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Iniciar sesiónSeguimos haciendo, con más pena que gloria, el «viaje de invierno» con el ánimo por los suelos, resbalando sobre un hielo sobre el que van acumulándose restos de basura, también las huellas de una sociedad que no entiende el espacio público como otra ... cosa que un «no lugar» por el que habría que circular rápidamente. Unas pinturas que asuman sin excusas lo ornamental tendrán, incluso inconscientemente, aura intempestiva. La serie que expone Rafael Grassi en NF (un artista nacido en Suiza y que se licenció en Bellas Artes en la Complutense) transmite una anómala sensación de plenitud , como si fuera posible en tiempo «crítico» recuperar cierto sentido de la belleza.
Una pequeña pieza de 2017 se titula Tábula rasa ; otra casi gemela alude a una «palabra borrada». Puede que Grassi esté invocando la necesidad que tenemos de volver a empezar desde el principio, esto es, colocarnos frente a las obras con calma, intentando disfrutar (una palabra que pareciera casi prohibida) en la experiencia contemplativa. Con un vitalista despliegue cromático y una figuración enérgica, este pintor compone ídolos , representa formas que alegorizan flores, evoca el viento y, sobre todo, trenza una suerte de poética de la finitud.
Si en Final Party (2020) la pintura abstracta está sometida a una suerte de «puesta en abismo», desplegada con un tono irónico, en las representaciones de la llama de una vela, Grassi menciona la esperanza. No se trata tanto de una «figuración embustera» , sino de una defensa del poder emocional de la «presencia». Podía ponerse en relación la estética de cuadros anteriores de Grassi con la «estética posmoderna» de pintores como David Salle , sin dejarse arrastrar por el maniqueísmo que contrapone, de forma estéril, lo abstracto a lo figurativo.
Con enorme desenvoltura y cierto sentido lúdico, en la estela de esa tradición que encarnara Picabia , Grassi ofrece una versión personal de la vánitas. En el cuadro Spanish Poet (2020), vemos una calavera con unas flores que salen desde las siniestras cuencas de los ojos. En un parpadeo termina la vida; alguien sopla y se apaga esa llama. De la vida queda sombra, polvo, nada. No hace falta ser barroco ni ilustrado para comprender que la melancolía enraíza incluso allí donde el sueño de la razón ha desaparecido para siempre.
Rafael Grassi. Presencias. Galería Nieves Fernández. Madrid. C/ Blanca de Navarra, 12. Hasta finales de febrero.
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